El Vaticano se prepara para despedir al papa emérito
Se espera que 35.000 personas acudan a velar los restos mortales de Benedicto XVI y que 60.000 asistan el jueves a un funeral sin precedentes en la era moderna de la Iglesia católica
El papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado sábado con 95 años, será despedido por los fieles y por su sucesor, Francisco, durante esta semana, con una capilla ardiente de tres días y un funeral solemne en la plaza de San Pedro. El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, explicó que fue el primero en acudir ante los restos de Ratzinger en el Monasterio Mater Ecclesiae, tras ser informado de su fallecimiento por el secretario personal de este, monseñor Georg Gänswein.
Los ritos empiezan hoy cuando los restos del pontífice alemán sean expuestos en una capilla ardiente de tres días en la basílica de San Pedro del Vaticano a partir de las 9h tras ser velado de forma privada ayer. La basílica permanecerá abierta durante diez horas durante el día de hoy, pero este plazo aumentará el martes y el miércoles, con un horario de las 7 a las 19h.
El jueves a las 9.30 h su sucesor, Francisco, presidirá el funeral en la plaza de San Pedro, ante la presencia de fieles y delegaciones oficiales de Italia y del país natal de Ratzinger, Alemania. Otras autoridades podrán asistir a título personal. Después, el cuerpo del teólogo será inhumado en la cripta bajo la basílica de San Pedro, donde reposan otros muchos pontífices de la milenaria historia de la Iglesia católica.
En todo caso, este rito funerario ha suscitado un gran interés ya que el Vaticano aún no ha regulado un protocolo a seguir en caso de la muerte de un «papa emérito», ya que Benedicto XVI fue el primero en renunciar desde tiempos de Gregorio XII, hace seis siglos.
No serán unas exequias pontificias «normales», de hecho no irán seguidas por un cónclave para elegir un nuevo papa. Entre otras cosas, el cuerpo de Ratzinger no será llevado en procesión por la plaza como se hizo con Juan Pablo II, según el portavoz Bruni. Todavía se desconoce también si se seguirá a pies juntillas la liturgia y si se respetará el estricto protocolo y simbolismo de otras muertes «petrinas».
Las primeras imágenes de Benedicto XVI le muestran yacente en una sala del monasterio, acostado sobre dos cojines, bajo un gran crucifijo y junto a un cirio encendido, un árbol de Navidad y un Portal de Belén. Viste los paramentos pontificales: la sotana blanca y la casulla roja, en sus manos tiene un rosario y sobre su cabeza la mitra. Sin embargo, en estas fotografías no lleva el palio, la estola de lana blanca con cruces negras símbolo litúrgico de jurisdicción. Su antecesor, Juan Pablo II, sí que lo llevó en su capilla ardiente en 2005. El palio, junto al llamado Anillo del Pescador, simboliza el poder pontificio y son recibidos en la misa de inicio del magisterio por los papas tras su elección.
Un nuevo protocolo
Otros aspectos del funeral siguen siendo un misterio. Por ejemplo, no se ha dado a conocer si, como manda la tradición, el cuerpo del papa será acogido por tres féretros: uno de ciprés forrado de terciopelo carmesí y encajado en otro de plomo de cuatro milímetros de espesor, a su vez encajado en otro de madera de olmo. Bruni tampoco aclaró si se proclamarán las llamadas «novendiales», es decir, el periodo de luto de nueve días en la Iglesia.
En cuanto a su lugar de sepultura dentro de la cripta, se baraja que ocupe la tumba en la que reposo su antecesor, Juan Pablo II, cuyo cuerpo fue después trasladado a la superficie de la basílica, desde 2011 bajo el altar de la capilla de San Sebastián, aunque esto todavía «no es oficial», puntualizó Bruni.
Todo estará eso sí supervisado por Francisco, que este año cumple diez años en el pontificado como sucesor de Benedicto XVI.
Roma, sitiada
La ciudad de Roma se prepara para despedir al papa emérito y espera que 35.000 personas acudan a velar los restos mortales de Benedicto XVI y que 60.000 vayan el jueves al funeral. De hecho, la capital italiana ya se ha llenado de periodistas que se han trasladado para cubrir este acontecimiento sin precedentes en la era moderna de la Iglesia católica.
Por razones de seguridad, el día del funeral se prohibirá el espacio aéreo sobre la plaza de San Pedro. Además, se tomarán otras medidas como el refuerzo de los agentes que patrullarán las calles y de los equipos médicos. «Contaremos con al menos 1.000 agentes sobre el terreno para el funeral, una cifra no inferior a la prevista para la nochevieja», según informó el prefecto de Roma, Bruno Frattasi. «Habrá guardias médicas, se contratará 500 voluntarios de Protección Civil, que también tendrán la misión de informar sobre las colas y las esperas. También habrá ambulancias y 118 puestos ambulatorios», añadió.
Roma también ha previsto un aumento de los medios de transporte para garantizar una organización eficaz en cuanto a los desplazamientos por la ciudad. «Se reforzará el transporte público y habrá dos áreas de intercambio, una al Metro de Anagnina y otra al Metro de Laurentina, porque las personas que vayan con sus propios medios de transporte puedan aparcar lejos de la plaza de Sant Pere», explicó Frattasi.
También se ha previsto la gestión y la regulación de las masivas llegadas de fieles en la plaza de San Pedro, con el objetivo primordial de evitar estampidas humanas y la seguridad ciudadana.