El regreso escalonado alivia pero no evita las retenciones kilométricas en la AP-7
Muchos visitantes adelantaron el regreso a casa, lo que se tradujo en colas y retenciones sobre todo al mediodía, en tanto que la tarde fue más tranquila de lo previsto
Salir por carretera de la provincia de Tarragona después de un puente de Sant Joan como el que hemos vivido es una odisea que requiere grandes dosis de paciencia. Lo saben bien los miles de automovilistas que ayer se vieron atrapados en kilométricas colas tanto en la autopista AP-7 como en las carreteras C-14 y N-240, las que utilizan muchos ilerdenses y aragoneses para desembocar en la autopista AP-2 que va hacia Lleida y Zaragoza.
La AP-7 ya fue escenario de largas colas en la operación salida, el día 23, jueves, toda vez que un total de 104.728 vehículos –de los 450.000 que se movilizaron durante ese día y el viernes– salieron de Barcelona a primera hora de la tarde hacia las localidades de costa para disfrutar del puente de Sant Joan, lo que provocó largos tramos de retenciones en esta autopista, que por momentos superaron los 27 kilómetros de cola, una situación que con el paso de las horas y la salida de más coches se fue agravando.
Si esto sucedía en la operación salida, las previsiones para ayer eran peores, toda vez que se esperaba que el grueso de barceloneses regresara por la tarde a la Ciudad Condal, lo que hacía presagiar un colapso monumental. De hecho, la autopista ya acumulaba al mediodía unos 35 kilómetros de retenciones, sobre todo en la parte norte, aunque en la parte sur se registraban colas de más de 10 kilómetros. En todo caso, la situación no fue tan dramática por el hecho de que los automovilistas siguieron los consejos que durante todo el día dieron las autoridades de Tráfico y escalonaron la vuelta a casa durante todo el día.
En este sentido, el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel, celebró la «anticipación en los viajes» y la concienciación de las personas que se desplazaron ayer en Catalunya en la operación retorno del fin de semana largo por Sant Joan, a la que se refirió como una operación difícil por la gran movilidad.
En declaraciones a Catalunya Ràdio, Lamiel explicó que esta anticipación ha provocado que «el pico» de desplazamientos se haya concentrado durante la mañana y hasta el mediodía. Detalló que durante esas horas se llegaron a registrar un total de hasta 70 kilómetros de retenciones en distintos puntos del territorio. Asimismo, se alegró por el hecho de que a las 19.50 horas de ayer –en todas las previsiones figuraba esa hora como el periodo más crítico– no se registraran «grandes retenciones» en la red viaria interurbana de Catalunya.
Lamiel destacó que esta anticipación facilitó que fuera una operación retorno más escalonada que la de 2016, cuando la celebración de Sant Joan también fue un viernes, con un 43% menos de retenciones que ese año.
En todo caso, la actitud de los conductores barceloneses que en esta ocasión visitaron la costa de Tarragona anticipando su regreso a casa no evitó que por momentos la AP-7 registrara retenciones, que también se vieron en algunos tramos de la N-340, vías que durante todo el día registraron un tráfico denso que obligaba a extremar las precauciones.
Pero las retenciones de tráfico no solo se vivieron en las carreteras de costa; como sucede desde hace años cada domingo de verano, dos carreteras secundarias, como son la N-240 y la C-14 en La Riba y Montblanc, también vieron cómo gran parte de sus usuarios se quedaron atrapados en una larga cola de más de seis kilómetros. Eran sobre todo vehículos que tenían por destino Lleida y Aragón y que regresaban a sus casas después de haber pasado el fin de semana en las principales poblaciones de playa de Tarragona, sobre todo Cambrils, Salou y La Pineda.
La situación, si bien no fue tan grave por la vuelta escalonada, puso de relieve una vez más las deficiencias que sufren las principales infraestructuras viarias de la provincia para acoger la cifra de visitantes que vienen a la playa cada fin de semana.