El líder opositor ruso Alexéo Navalni fallece en la cárcel del Ártico donde le aisló Putin
La nota oficial del Kremlin recoge que se sintió mal después de una caminata y casi de inmediato perdió el conocimiento
El Servicio Federal Penitenciario de Rusia (FSIN) informó este viernes del fallecimiento de Alexéi Navalni, el principal opositor del presidente Vladímir Putin. Navalni cumplía una condena de 19 años de cárcel en la colonia penitenciaria de régimen severo número 3, en el poblado de Jarp, en el Ártico, a donde fue trasladado en diciembre. Esta misma semana, había sido confinado por vigésimo octava vez en la celda de castigo, 308 días en total. Leonid Soloviov, uno de sus abogados, asegura que estuvo con él «el miércoles y estaba bien».
La nota oficial señala que «el 16 de febrero de 2024, en la colonia correccional n.° 3, el preso Alexéi Navalni se sintió mal después de un paseo y casi de inmediato perdió el conocimiento. Inmediatamente llegaron los sanitarios de la institución y se llamó a un equipo médico de emergencia». El comunicado prosigue asegurando que «se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, pero no dieron resultados positivos. Los médicos de urgencias confirmaron la muerte del preso».
El canal 112 de Telegram, próximo a las autoridades, afirma que el opositor sufrió el desprendimiento de un coágulo de sangre. Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acaba de asegurar que, de momento, «no sabemos nada sobre las causas de su muerte, pero hay que esperar a lo que diga el FSIN, que se maneja según unas normas determinadas en casos como este». Ayer, Navalni apareció en la videoconferencia que mantuvo con el juzgado de Kovrovski y su aspecto era normal. Sonreía.
La noticia de su fallecimiento sacudió la Conferencia de Segurida de Múnich, que comenzó este viernes. Allí está Yulia Navalnaya, esposa de Navalni. «No sé si debemos creer las terribles noticias que recibimos solo de medios oficiales. Durante muchos años, han mentido constantemente. Pero si es la verdad, quiero que Putin y su equipo sepan que serán castigados por lo que han hecho a nuestro país y a mi familia. Serán llevados ante la justicia. Ese día llegará pronto. Llamo a toda la comunidad internacional a combatir esta maldad, este régimen horrible», declaró.
Después de tres semanas desaparecido, se supo que el dirigente opositor llegó a finales de diciembre al penal del Ártico, en el Distrito Autónomo Yamalo-Nenetski, en la parte noroccidental de Siberia, para cumplir la condena. Hasta ese momento había estado recluido en Melójovo, en la región cercana a Moscú de Vladímir, en una cárcel de régimen menos duro. La localidad de Jarp está a 60 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, y al noroeste de la ciudad de Salejard, tristemente famosa en la época de Stalin por ser la puerta de acceso a los GULAG (campos de prisioneros) de la zona. Desde allí arrancaba el tren denominado ‘la vía de la muerte’ hasta Nadim.
Condenado a 19 años Iván Zhdánov, colaborador del opositor ruso y actual director del Fondo de Lucha contra Corrupción (FBK), dijo en diciembre que «las condiciones en Jarp son duras. Es un régimen especial carcelario en un entorno remoto, congelado permanentemente y de difícil acceso». Según sus palabras, «desde el principio, se vio claramente que las autoridades querían aislar a Alexéi, sobre todo antes del comienzo de la campaña electoral» de las presidenciales del próximo mes de marzo. Zhdánov señaló que «la situación de Alexéi es un claro ejemplo de cómo el sistema trata a los presos políticos, intentando aislarlos y reprimirlos».
El agosto del año pasado, el Tribunal Municipal de Moscú declaró a Navalni culpable de crear un grupo extremista, de incitar y financiar el extremismo, y le sentenció a 19 años de prisión, condena que se unía a otras ya falladas contra él, que siempre negó su culpabilidad. Repetía que las acciones judiciales contra él estaban «amañadas» porque la verdadera motivación era política. Navalni, además de la condena a 19 años de agosto, por «extremismo», tenía otras causas pendientes, la última por «vandalismo». Su salud quedó seriamente quebrada después del envenenamiento con Novichok que sufrió en agosto de 2020 en Omsk (Siberia). Entonces Navalni fue enviado a Alemania para su restablecimiento. Regresó a Moscú el 17 de enero de 2021 y fue detenido nada más poner el pie en el aeropuerto.
Ya en la cárcel, en la primavera de 2021, en la colonia penitenciaria IK-2, no se le permitió descansar por la noche. Según informaron entonces sus abogados, cada hora un empleado de prisiones le despertaba enfocando hacia su cara una potente linterna. Esa fue la primera razón por la que Navalni decidió querellarse contra el centro. «Exijo que me dejen dormir normalmente», declaró en el juicio.
Después le negaron la visita de un médico, por lo que se declaró en huelga de hambre durante varias semanas, agravando todavía más su estado físico. Se quejaba de fuertes dolores en la espalda y entumecimiento en una pierna, pero sólo logró que le suministraran ibufreno. Un colectivo de médicos pidió asistencia médica para él y le fue concedida. En la celda de castigo Pero era enviado una y otra vez a la celda de castigo, en total 28 veces, por faltas menores como no llevar un botón abrochado, perder alguna cosa en el taller de trabajo o no responder con la suficiente diligencia a los requerimientos de los carceleros.
Él mismo relató que en esos reducidos habitáculos enfermó varias veces, tuvo fiebre, tos y ni siquiera podía acostarse durante el día porque el camastro estaba sujeto a la pared y su uso estaba permitido sólo por la noche. Navalni también denunció en una ocasión que le pusieron deliberadamente en compañía de un recluso con gripe y se contagió.
El director de Nóvaya Gazeta, premio Nobel de la Paz 2021, Dmitri Murátov, reaccionó a la noticia de la muerte del opositor asegurando que «es una consecuencia directa de las veces que ha tenido que soportar la mazmorras de castigo. ¿Qué significa eso? Inmovilidad, comida baja en calorías, falta de oxigenación, frío constante (.) fue sometido a todo tipo de tormentos y torturas durante tres años». Según Murátov, los funcionarios de prisiones están obligados a filmar en vídeo la estancia en las celdas de castigo. «Exigiremos que se proporcionen las grabaciones, que nos digan cómo fue asistido», dijo Murátov. Ahora, la causa de la muerte, supuestamente debida a un trombo, podrá solamente determinarse después de la autopsia.