Ecologistas abandonan la Taula Nacional de l’Aigua cansados de la «inoperancia» del Govern

La Cimera Social de l’Aigua, reunida en Falset, consensúa un decálogo con las líneas rojas que exigen al futuro Parlament

La Cimera Social de l’Aigua abandona la Taula Nacional de l’Aigua cansados ​​de «la inoperatividad y la falta de transparencia» del órgano.

Las entidades ambientalistas exigen que no se confunda la sequía actual con «la poca disponibilidad de agua crónica» del país y piden «un ejercicio de responsabilidad» y rehuir a «triunfalistas» tras las lluvias de las últimas semanas.

La Cimera establece la interconexión de redes y los trasvases deben ser líneas rojas en las negociaciones para formar gobierno y han elaborado un decálogo de propuestas que harán llegar a los grupos parlamentarios.

Por otra parte, la Cimera se reivindica como «actor legítimo» para participar activamente en la panificación de nuevo ciclo 2028-2033 de las cuencas internas.

Más de una cuarentena de representantes de la treintena de entidades ambientalistas, ecologistas, asociaciones vecinales y operadores públicos de toda Catalunya trabajan este sábado desde Castell del Falset, el museo comarcal, en la cuarta Cimera Social de l’Aigua, una cumbre que ya no volverá a sentarse en la Mesa Nacional del Govern.

Dolo Català, del Grupo de Defensa del Ter, considera que ha sido una herramienta «inoperativa», que «no ha servido ni para debatir, ni para consensuar» un cambio del modelo de gestión del agua en el país.

Català ha recordado que la Taula Nacional de l’Aigua se presentó «como una hoja en blanco», pero que ha no tenido «ningún filtro normativo ni sentido común». «No se nos enseñaban datos. Al revés, se nos pedían los existentes. Esto nos hace pensar que o los ocultan, o no los tienen», ha criticado la portavoz del Grupo de Defensa del Ter.

Català ha lamentado también que ni la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) ni el Govern se presentaban a las reuniones y que la empresa que la gestionada desconocía la situación y el problema, y ​​no tenía en cuenta ni «la escasez» crónica ni el cambio climático» en el debate.

Desde la Cimera, rechazan que las soluciones a la sequía estructural se fíen sólo «a la tecnología» porque, además «de ser cara», representa «un gran consumo de energía» y «da la falsa sensación de que el agua es infinita».

Las entidades también han lamentado que no se hayan respetado los caudales ecológicos, los mínimos fijados por la normativa europea, en el Ter, el Fluvià, la Muga o el Llobregat y han defendido que el nuevo «modelo hídrico de Catalunya» debe reducir la demanda de los grandes consumidores y priorizar sus usos porque «el agua no puede ser una mercancía privada».