La brutalidad de la DANA: lo que ha caído en Valencia en ocho horas es lo que llueve en Tarragona en un año

Las fuertes precipitaciones han dejado ya más de 70 muertos y varios desaparecidos. Decenas de personas se han visto atrapadas por el agua en distintas localidades, inundaciones, cortes de tráfico terrestre y aéreo y un sinfín de destrozos

La localidad de Chiva (Valencia) ha registrado durante este martes un total de casi 500 litros por metro cuadrado de lluvias torrenciales en ocho horas. Es lo que llueve normalmente, de media, en el periodo de un año –sin sequía– en la ciudad de Tarragona.

Así lo reafirman los datos del Meteocat relativos a las estaciones próximas a la capital, que últimamente han reducido la precipitación acumulada a causa de la sequía que lleva meses golpeando a toda la demarcación de Tarragona.

En el territorio, hasta las diez de la mañana, el observatorio del Parc Natural del Ports ha registrado 66,2 litros por metro cuadrado. Ha sido la cantidad más importante de toda la demarcación de Tarragona ya que el resto de registros se sitúan a mucha distancia.

En Mas de Barberans, se han recogido 15,8, en La Sénia, 11,6, en Gandesa, 10,2, 7,1 en Ulldemolins, 5,2 en Falset, 4,8 en Ulldecona, 4,2 en Torroja del Priorat, 3,9 en Riudecanyes, 3,5 en Cornudella de Montsant, 3,4 en Constantí, 2,8 en Falset, y 2,6 en Vinebre. En Tarragona han sido 0,2.

En esta línea, el perfil de X @SeguimlaMeteo ha publicado una radiografía con la lluvia por horas que cayó en Chiva, siendo las 19.00 horas el tramo más crítico durante este pasado martes.

¿Qué es una DANA?

La reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha dejado a la Comunidad Valenciana y Albacete sumidas en una situación de emergencia, con lluvias torrenciales, inundaciones, y el lamentable saldo de víctimas mortales.

La DANA es una situación meteorológica caracterizada por la separación de una masa de aire frío que se aísla en las capas altas de la atmósfera, chocando con masas de aire más cálido y húmedo en las capas inferiores.

Esta interacción provoca una gran inestabilidad, generando lluvias torrenciales y tormentas que pueden ser extremadamente destructivas. Es un fenómeno que tiende a ocurrir con frecuencia en España, sobre todo durante finales del verano y el otoño, cuando el Mediterráneo aún conserva temperaturas elevadas, lo cual alimenta la energía de estas tormentas.