Nueve años de cárcel por intentar matar a un hombre con un hacha en El Rourell
La víctima había ido a una masía porque le había pedido el dueño de la misma que comprobara si había ocupado
Nueve años de cárcel. Es la pena que la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Tarragona ha impuesto a un hombre por un delito de tentativa de asesinato. Golpeó la cabeza de la víctima con un hacha en El Rourell.
La sentencia recoge también que el procesado estará a más de cinco años en libertad vigilada. Y en concepto de responsabilidad civil tendrá que pagar a los herederos de la víctima –que ha muerto– 60.000 euros. Los magistrados han tenido en cuenta la atenuante de confesión, circunstancia que no comparte la Fiscalía.
La víctima, J.M.R.A., cuando ocurrieron los hechos trabajaba como médico en la localidad de Olot. El 12 de julio de 2019 estaba pasando el fin de semana en la localidad de El Rourell con un amigo. Esa tarde decidió enseñarle la masía en la que había vivido años antes, situada en el camino del cementerio.
A la víctima le sorprendió el estado en el que había encontrado la masía. Por ese motivo, esa misma noche, cuando estaba cenando en un bar, llamó por teléfono al hijo de los dueños de la finca, para comentarles el estado en el que había encontrado la casa.
Durante la llamada, el propietario –que en esos momentos residía en Canarias y sabía que sus padres habían alquilado la masía pero desconocía si los inquilinos seguían viviendo allí– pidió a J.M.R.A. que se acercara de nuevo a la casa para controlar si ésta había sido ocupada.
En moto
Una vez terminada la cena, a las diez y cuarto de la noche, J.M.R.A. pidió a una persona que le dejara su moto para ir a la masía para cumplir el encargo de su amigo. En aquellos momentos en la casa se encontraba el acusado, D.A.J., un rumano, cuyo padre había alquilado la masía por un plazo de cinco años en virtud del contrato firmado el 1 de diciembre de 2016.
Al tratarse de una masía aislada y encontrarse en ese momento con las puertas y ventanas abiertas, el acusado escuchó a la víctima cuando llegaba en moto. Salió a buscarle, recriminándole que estuviera en su domicilio.
La víctima preguntó al acusado qué hacía en esa casa. Éste último le contestó, muy alterado, que tenía derecho a estar unos dos o tres años más. Ante la respuesta, el denunciante cogió el teléfono móvil y llamó al hijo del propietario para comprobar que eso era cierto. En ese momento, el agresor se abalanzó sobre la víctima, J.M.R.A. se vio obligado a apartarle para repeler la agresión.
Dar la espalda
En ese momento, y para evitar un conflicto, J.M.R.A. decidió abandonar el sitio, por lo que dio la espalda al acusado y se dirigió a la motocicleta, que había dejado con el motor puesto en marcha.
Esta circunstancia fue aprovechada por el encausado para, de una forma rápida e inesperada, tomar un hacha que tenía en el interior de la casa y golpeó con la misma la cabeza de la víctima.
Tras la agresión, el herido empezó a sangrar abundantemente, lo que le impidió tomar la motocicleta. Tampoco pudo tomar el móvil para pedir ayuda ya que las manos no le respondían. Pidió ayuda al acusado. Pero éste le respondió: «Que te pires, que has entrado tú». Al mismo tiempo llamaba al teléfono 112 para denunciar una intrusión en su domicilio.
El herido volvió caminando hasta el bar del Casal, situado a más de un kilómetro de distancia, y al que llegó descalzo. Allí, finalmente, le prestaron ayuda. Avisaron a una ambulancia ya los Mossos d’Esquadra. Mientras, la víctima comentó a los testigos quién había sido.
Cuando una patrulla fue al lugar de la agresión, no había nadie ya que el acusado se había marchado. A las 00.17 horas del día 13, éste se presentó en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Campclar.
Manifestó que una persona había entrado en su masía y que le había golpeado con el primer objeto que había encontrado. Y entregó a los agentes el pantalón que llevaba en el momento de los hechos, procediendo a su detención.
Las lesiones
Como consecuencia de la agresión, J.M.R.A. –que en ese momento tenía 40 años– sufrió lesiones consistentes en traumatismo craneo-encefálico con hundimiento de fragmentos, entre otros. Tuvo que pasar por quirófano y después por rehabilitación con neuropsicólogo. Las lesiones tardaron 432 días en curarse, todos ellos están impedidos. De ellos, 10 permaneció hospitalizado –cuatro en la UCI–.
A la víctima le quedaron secuelas importantes, que suponían una grave enfermedad somática o psíquica, con trastornos cognitivos y daño neuropsicológico, trastorno orgánico de la personalidad, alteración de las funciones cerebrales, pérdida de agudeza auditiva, etc.
El 3 de mayo de 2021, por resolución administrativa, se declaró a la víctima en situación de invalidez absoluta por realizar cualquier tipo de trabajo. El 22 de marzo del año siguiente falleció por causas ajenas a los hechos juzgados, dice la sentencia.