La huelga de basuras desborda a los vecinos de L’Arboç y Llorenç del Penedès
Los ayuntamientos piden un informe de salubridad para impulsar recogidas de emergencia
Julio llega con el coche cargado de bolsas de basura. Ya no caben más en casa, explica. «Con los niños, el perro... Después de días, la basura huele». Así que, como muchos vecinos de L’Arboç, lleva sus residuos al área de emergencia.
Esas zonas se habilitaron para que quienes por algún motivo puntual no pudiesen dejar las bolsas con la fracción que toque cada día en las puertas de sus casas (en L’Arboç, Llorenç, Banyeres y Sant Jaume dels Domenys funciona el puerta a puerta) tuviesen un lugar donde hacerlo.
Ahora son las zonas donde dejar las basuras. «Porque no pasan a recogerlas por la calle», explica Luis Martos. «Para no estar rodeados de basura las traemos aquí». Los ayuntamientos han pedido a los vecinos que hagan esa acción.
Porque tanto el alcalde de L’Arboç, Joan Sans, como la alcaldesa de Llorenç, Montse Ventosa, señalan que la empresa PreZerom encargada de la recogida y limpieza viaria, no está cumpliendo los servicios mínimos del 50% decretados por Treball de la Generalitat.
Son muchos los que acuden al área de emergencia, pero las calles cada vez están más sucias y con bolsas de basura, botellas, latas y cajas de cartón que en jornadas como la de ayer el viento se encargó de esparcir.
Y en las áreas de emergencia son montañas de basura que no se recogen con el consiguiente olor nauseabundo. «Porque ya no se separa nada. Y lo orgánico huele», señala Martos, que sí que va hasta un contenedor de orgánica. «No sirve de nada, lo juntarán todo».
L’Arboç y Llorenç del Penedès han pedido ala Diputació que elabore un informe sobre la situación de salubridad para que puedan activarse medidas de emergencia para retirar las basuras de las calles. Ahora los ayuntamientos no pueden activar recogidas de refuerzo porque vulneraría el derecho de huelga.
Las calles ya presentan una preocupante imagen de dejadez. Basuras junto a las papeleras. A las puertas de algunas casas. Incluso en la riera. Y aún la llegada de vecinos con el coche con bolsas de basura en constante en las áreas de emergencia de L’Arboç y Llorenç.
«No se puede estar»
«En casa no se puede estar. El parking ya apesta de acumular basura», dice Carmen en el punto de emergencia de Llorenç del Penedès donde casi a cada hora las basuras ganan metros en la acera.
La huelga ya se alarga más de un mes. Los trabajadores de PreZero denuncian que llevan una década con el salario congelado y ya advirtieron que mantendrían el pulso. Pero las posturas con la empresa están muy alejadas como explica la alcaldesa de Llorenç.
Pero la paciencia de los vecinos está llegando al límite. En muchas zonas ya se ven corretear a las ratas. «Hay casas donde hay niños pequeños o abuelos que necesitan pañal. De momento estamos trayendo todo aquí, pero la gente se cansará».
Escoltados
Los municipios denuncian que no se cumplen lo servicios mínimos, algo que niegan los trabajadores. También el Ayuntamiento de L’Arboç ha denunciado sabotajes en los camiones de recogida para que no puedan realizar el servicio. Unos daños que ya ha denunciado y de los que intenta identificar a los responsables.
El alcalde Joan Sans señala que también hay además de amenazas a trabajadores por parte de algunos piquetes. Para evitar situaciones de tensión en los últimos días la Policía Local de L’Arboç escolta a los camiones de recogida del puerta a puerta.
Además del riesgo para la salubridad, la huelga tiene un daño colateral y es que ya no se para nada por fracciones para poderse reciclar.
El esfuerzo que hacen los vecinos para separar sus basuras en casa no sirve de nada. Según explican los trabajadores de PreZero, la empresa «ordena a los operarios de L’Arboç que la recogida del puerta a puerta la vuelquen en el punto de emergencia, bajo la vigilancia de un encargado de PreZero».
No separar encarecerá el recibo
Además de que no podrán reciclarse toneladas de vidrios, envases y papeles, la situación encarecerá el coste de eliminación cuando toda la basura se lleve al vertedero.
Los municipios pagan por cada tonelada que se lleva a esas plantas y ahora son muchas más ya que no hay una separación de residuos. Todo queda mezclado como fracción resto. Los trabajadores consideran que esa mezcla de las basuras es mostrar una imagen de vertedero «para declarar una alerta sanitaria y de forma camuflada vulnerar el derecho de huelga de los trabajadores».
El residuo de la recogida puerta a puerta debe de ir directamente a las compactadoras o centros de reciclaje de residuos. Los trabajadores señalan que «este tipo de actos es maltratar a la ciudadanía que la hace convivir con un vertedero, ¿para el interés de quién?».