L’Arboç, adiós a Les Amèriques
Destaca en singular edificio coronado por Colón.
Hay comercios que son historia de un pueblo. Lugar de confesiones y de ver pasar la vida a través de sus escaparates. Y en el interior espacio de charlas, anhelos, tardes y días.
De vestir a niños que con el tiempo fueron padres y abuelos. De generaciones que compraron ropa a metros cuando la economía era de subsistencia y de las que buscaban las últimas marcas.
Si además ese comercio está en un singular edificio coronado por Colón lo emblemático trasciende a símbolo. De los que debería tener pasaporte de perpetuidad.
Pero todo tiene un final. Y la histórica tienda de Les Amèriques de L’Arboç cierra puertas tras 113 años de historia. Ni un aprenda más.
La jubilación de su propietario Josep Maria Jané pone fin a una saga familiar que inició Cándida Roquer y su hijo Marcel·lí Jané en 1911, entonces en la calle Plateria de L’Arboç.
No hay relevo. «Así que lo mejor es cerrar». Tampoco está ya Montse Viñas que falleció hace unos meses y que era alma de Les Amèriques. Los cambios de los hábitos de compra, de las tendencias volcadas en Internet han llevado a un combo que pone fin a un historia.
Aquella tienda de la calle Plateria pasó al actual edificio de la calle Major en 1923. Además de tienda acogió la Banca Arbocenca que funcionó hasta 1927. Ese comercio era ya un referente local y para pueblos vecinos.
Ese 1927 un incendio destruyó el interior del comercio que fue totalmente renovado. El empeño comercial de la familia llevó en 1930 a comprar un camión que fue tienda ambulante por localidades de toda la provincia.
El camión confiscado
Aquel camión tienda que se llamó Les Amèriques de L’Arboç fue confiscado en 1936 por un comité marxista. Las telas que había en la tienda se ocultaron en las bodegas para evitar el saqueo.
El edificio es conocido por la figura de Colón que corona al inmueble y que fue una donación en 1951 de los padres salesianos como regalo de boda del matrimonio Jané-Guasch.
La décadas pasaban y Les Amèriques seguía como emblema de L’Arboç con ampliaciones, modernizándose. Ya lejos de aquellos primeros metrajes de ropa, fajas y tapabocas.
Pero llegó el fin de Les Amèriques. Ahora el local está en alquiler y de momento no tiene destino. Para muchos son ya un recuerdo las charlas con Josep Maria y con Montse en las puertas del comercio. O dentro si hacía frío. Y Montse explicaba sus vivencias con la coral y Josep Maria la historia de cada rincón de L’Arboç.
Queda un recuerdo histórico para generaciones. ¿Quién no se ha equipado en Les Amèriques?