El bipartidismo, encarnado en el PP y PSOE, ha ganado fuerza en las elecciones generales de este domingo y ha obtenido su mejor resultado en una década después de varios comicios en los que la irrupción de Podemos, Ciudadanos y Vox, lo había llevado a sus peores números desde el inicio de la democracia.
Con un escrutinio cercano al 100 por 100, la suma del PP y del PSOE alcanzan los 258 escaños de un total de 350 diputados del Congreso, muy lejos no obstante de los 296 del año 2011 antes de la llegada de todas estas fuerzas.
Sin embargo, el resultado de este 23J es 50 escaños superior a los 209 diputados que sumaban PSOE y PP tras las elecciones de noviembre de 2019, o los 189 de las de abril de ese mismo año, el peor dato de la serie histórica para las dos fuerzas hegemónicas.
En abril de 2019, el PSOE, ganador de los comicios, obtuvo 123 escaños en tanto que el PP se quedó con 66, apenas 9 más que Ciudadanos, con 57 parlamentarios. Unidas Podemos sacó 33 diputados y Vox 24.
De esas fuerzas, Ciudadanos ha desaparecido del mapa electoral, lo que ha modificado radicalmente el escenario político y ha empujado ese reforzamiento del bipartidismo, junto a la fuerte caída de Vox, que se ha dejado 20 diputados en los últimos comicios.
Los cambios no se han producido solo en la derecha, sino también en la izquierda. El espacio político de Podemos, Unidas Podemos y ahora Sumar ha perdido más de la mitad de sus escaños desde 2016, momento en el que el partido, entonces liderado por Pablo Iglesias, llegó a obtener 71 escaños en el Congreso.
Este reforzamiento del bipartidismo no se ha traducido en este 23J en una mejora de la gobernabilidad.
Con los actuales datos ni el bloque de la derecha, integrado por PP y Vox, ni el de la izquierda, con PSOE y Sumar y el resto de fuerzas que apoyaron en su día la investidura de Pedro Sánchez, alcanzan la mayoría absoluta, fijada en 176 diputados del Congreso.