¡Tecnología química para valientes!

Es cierto que hay incertidumbre, pero así es el mundo y con ello debemos avanzar, caer y levantarnos tantas veces como haga falta

18 marzo 2022 11:52 | Actualizado a 18 marzo 2022 11:59
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Estamos viviendo unos momentos en los que los retos tienen un tamaño superlativo. Justo estamos acabando de gestionar una crisis sanitaria global y tenemos grandes desafíos por delante, uno de los cuales, detener el cambio climático, está en nuestras manos de forma clara. La crisis sanitaria nos ha abierto los ojos de cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades, las mismas para las demás crisis globales.

Para resolverlas, es necesaria estrategia, unión, experiencia y ejecución. Y podría añadir la detección de la existencia del problema. En este último aspecto, cuando se habla del clima, ya llevamos demasiados años y es necesario superarlo para pasar a la siguiente etapa, la ejecutiva. Como ejemplo, en el año 1997 atendí en el MIT a un curso sobre cambio climático. Todas las previsiones que aprendí en ese momento (25 años atrás) se están cumpliendo con creces.

En este sentido, la agricultura, el CO2, el hidrógeno, la energía, la salud y los bienes de consumo son algunos de los ámbitos en los que veremos transformaciones con impacto a nivel de tecnologías químicas, donde las tendencias apuntan a grandes progresos en la química verde, en la utilización de materiales poliméricos renovables y reciclables y en aplicaciones químicas ligadas a la digitalización, la sensórica, la salud y a la Inteligencia Artificial.

Para ponernos en contexto, en cuestión de tecnología química es necesario pasar a la etapa de ejecución de nuevos procesos industriales más verdes y seguros y explicarlo bien a la ciudadanía.Hay dos frentes ligados a la sostenibilidad y a la tecnología en estos momentos, qué hacemos con el CO2 y cómo acumulamos energía para hacerla utilizable cuando sea necesario. No hablo de cómo generarla, porque de hecho no la generamos nunca, pues «la energía no se crea ni se destruye, se transforma».

¿Cuál es la situación real de ambas cuestiones? En realidad, la investigación básica está muy madura (que no terminada, debe seguir) en estos ámbitos, pero no es así en la aplicación a gran escala. Para conseguir que eso ocurra, hay que invertir muchas horas de trabajo y mucho dinero, y ese es el gran motivo por el que en nuestro país esta segunda y definitiva etapa no llega siempre o lo hace tarde. 

Pues bien, es el momento de hacerlo aquí, estamos preparados para ello y parece que tendremos los fondos para hacerlo, pero, ¿estamos todos los actores necesarios a punto? Solo si la respuesta es afirmativa, tendremos éxito. Es cierto que hay incertidumbre, es cierto que quizás no serán tan perfectas como quisiéramos, pero así es el mundo y con ello debemos avanzar, caer y levantarnos tantas veces como haga falta. En Eurecat, en colaboración con la Vall d’Hidrogen de Catalunya, hemos puesto la maquinaria en marcha, con inversiones para tener laboratorios de plantas piloto en el ámbito de hidrógeno y del CO2, con nuevos proyectos y con la vocación de elevar las tecnologías asociadas a estados más maduros justo a las puertas de la comercialización.

En resumen, animo a todos los actores, universidades, centros tecnológicos, gobiernos, ayuntamientos, empresas e inversores, a que pasemos a la etapa de ejecución y asumamos los riesgos, no arriesgar es lo mismo que no estar vivo.

Ricard Garcia Valls, director de la Unidad de Tecnología Química de Eurecat.

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