ADR (Agreement on Dangerous Goods by Road) son unas siglas en inglés que le dan nombre a un convenio, impulsado por la Unión Europea, de mercancías peligrosas al cual está adherido todo el continente europeo y algunos terceros países del norte de África y Oriente Próximo. Dentro de este acuerdo encontramos ciertas normas, directrices y procedimientos a cumplir.
Los países que están adheridos tienen que crear unas instituciones, figuras y procedimientos legales y procedimentales para gestionar las cargas de mercancía peligrosa, no solamente el transporte, sino que ADR también cubre el almacenamiento, la manipulación y el envasado de los productos.
Cada mercancía peligrosa tiene su número de serie de 4 dígitos, llamado ONU, que sirve de matrícula para saber qué características y procedimientos hay que llevar a cabo. Por ejemplo, almacenar en una temperatura controlada o la incompatibilidad de guardarla con otro tipo de mercancía.
El consejero de seguridad -responsable de este tipo de mercancías- de la empresa Transpais, Jacob Poyo, explica: «Desde que un producto de este tipo se acaba de fabricar, para el ADR ya empieza el transporte. Por lo tanto, el ADR comprende desde el envasado hasta la entrega final».
Este convenio regula todas las mercancías que puedan tener un peligro para la vida humana, entorno o medioambiente. Mercancías que utilizamos en nuestro día a día, como puede ser el perfume, el cual es considerado mercancía peligrosa, según explica Poyo. «Un único perfume de 100 ml no supone ningún peligro, pero cuando tenemos un contenedor de 1.000 litros es altamente inflamable», justifica. Hay muchas mercancías que regula el ADR, más de 9.000, de las cuales más de la mitad son productos químicos, pero también se encuentran orgánicos y manufacturados.
«Pero esto no significa que sean peligrosas para la vida humana, sino que en condiciones muy específicas pueden suponer un peligro. Hay mercancías que si entran en contacto con agua emiten gases tóxicos o que pueden tener riesgo de explosión».
Lo que hace el ADR es clasificar las mercancías según su peligro, envasado, números de identificación, etc. y hay que cumplir estas directrices. Hay tres tipos de grupos de peligro o embalaje diferentes. El grupo 1 serían los productos más peligrosos y el 3 los menos.
El grupo 1 es muy restrictivo con el agrupamiento con otras mercancías. Solo se pueden transportar o almacenar 20 quilos o litros sin estar adherido al ADR, si se mueve más de 20 hay que estar dentro del acuerdo. «Un ejemplo sería el queroseno, ya que es altamente inflamable», asegura Poyo.
En cambio, el grupo 2 se refiere al grosor de la mercancía y se pueden transportar hasta 333 quilos sin estar dentro del ADR. Dentro del grupo 3, que tienen mucho menos peligro, encontramos el gasoil, que se pueden transportar 1.000 litros sin el ADR.
Para garantizar la seguridad de estas mercancías, todas las empresas cuentan con un consejero de seguridad que es el encargado de gestionar y dirigir a los trabajadores. «Nos encargamos de formar al personal, de transporte y almacén, cada dos años. Además, todas las personas que manipulan este producto tienen algún certificado para controlar ADR, como por ejemplo los conductores que tienen la licencia ADR y el vehículo tiene una señalización con el número ONU para saber qué tipo de mercancía está moviendo», explica el consejero de seguridad.
Estas mercancías solo pueden circular por una serie de itinerarios. Siempre tienen que pasar el máximo tiempo posible en autopista y si no hay, por autovía. La única vez que se coge una carretera convencional es para llegar a destino. Además, España prohíbe que las mercancías peligrosas pasen por túneles, excepto el túnel antiguo de Vielha.
Poyo explica que transportar este tipo de mercancías saliendo de Tarragona se complica dependiendo de la zona a la que hay que llevar el producto. «El problema es que para subir a Lleida o Madrid no podemos ir por la C-14, ya que es una carretera convencional. Hay que ir hasta el Vendrell por la AP-7 y coger el enlace de la AP-2, lo que supone hacer 80 km adicionales que tienen un coste».
Aún y así, Tarragona cuenta con un recorrido trazado, debido a la gran cantidad de empresas químicas que hay.