La inflación se ha convertido en el principal asunto sobre el tablero económico, un elemento que empezó a tomar relevancia a finales del pasado año y que ha terminado de explotar como consecuencia de la invasión de Ucrania, y la consiguiente subida del precio de las materias primas y dificultad en la provisión de los suministros.
La inflación se produce cuando hay un aumento general de los precios de los bienes y servicios de una economía, durante un periodo de tiempo determinado, lo que provoca la reducción del valor de la moneda. A efectos prácticos, una subida general del nivel de precios hace que podamos adquirir menos bienes y servicios con el mismo dinero, en definitiva, una pérdida directa del poder adquisitivo. Se trata de un fenómeno al que ningún bolsillo es ajeno, pero que afecta de forma más abrupta a las rentas más bajas y en cualquier circunstancia: a la hora de llenar el depósito del coche, cuando hacemos la compra en el supermercado o al reservar una noche de hotel.
Mientras que el debate político se centra en la conveniencia de bajar impuestos o indexar los sueldos y las pensiones al nivel de inflación, y el económico en saber hasta dónde podrá escalar esta subida de precios y, sobre todo, si se convertirá en un fenómeno estructural o simplemente en un elemento coyuntural, lo cierto es que España ha alcanzado en marzo unos niveles cercanos al doble dígito (9,8%), la cota más alta en cuatro décadas, lo que adelanta unos meses complicados, aunque cabe esperar que vaya disminuyendo de forma progresiva. En definitiva, un escenario que empuja al ahorrador particular a ajustar al máximo sus gastos diarios, pero también a revisar sus carteras de ahorro e inversión para tratar de compensar esa pérdida de poder adquisitivo.
El ahorrador se tiene que concienciar de la necesidad de revisar su carteraY aquí es donde entra en juego el papel de los profesionales del asesoramiento y la gestión del patrimonio, cuyo objetivo en circunstancias así es la preservación de capital ajustada por la inflación, para lo que resulta necesario centrarse en activos reales que disminuyan el peso de los productos financieros denominados conservadores, como los del universo de la renta fija, con los que resulta prácticamente imposible obtener rendimientos adecuados, en un escenario de precios disparados y tipos de interés reales negativos.
Mientras tanto, resulta imprescindible mover ficha para tomar decisiones que nos permitan proteger nuestros ahorros y combatir la inflación. Y la mejor opción pasa por priorizar esos productos financieros, de carácter más arriesgado, pero con los que podemos optar a lograr rentabilidades que compensen la inflación.
Debemos desterrar la opción de mantener gran parte de nuestro dinero en depósitos o cuentas corrientes o en otros productos ligados a la renta fija. Lo que habitualmente se consideran como inversiones conservadoras se convierten ahora en alternativas muy arriesgadas, porque empujan al ahorrador a una pérdida segura de poder adquisitiva en este escenario inflacionario.
Nos esperan unos meses complicados en los que el ahorrador se tiene que concienciar de la necesidad de revisar su cartera de inversión, para realizar los movimientos que le permitan preservar su capital y obtener la máxima rentabilidad, cuando el mercado ofrezca periodos de tregua.
En los últimos años, la industria financiera y los propios ahorradores e inversores particulares han hecho un esfuerzo por alcanzar una madurez financiera que evite situaciones como las que vivimos no hace tanto tiempo. Esa madurez, unida a la revisión de estrategias financieras óptimas para capear este contexto de mercado, ayudará a los ahorradores a mantener su capacidad adquisitiva y a seguir rentabilizando sus finanzas en cualquier circunstancia. Pero, para ello, necesita contar con la ayuda de un asesor financiero que le acompañe en la toma de decisiones en base al perfil de inversión de cada cliente, dependiendo de su aversión al riesgo, horizonte temporal, intereses particulares y situación patrimonial.
Andrea Carreras-Candi, directora de EFPA España.