Los días de Dimas Gimeno al frente de El Corte Inglés parecen contados. De hecho, puede que apenas superen el mes. Y es que cuatro consejeros de la compañía presentaron el pasado viernes una solicitud para convocar un consejo extraordinario que se celebrará previsiblemente la primera quincena de junio y que tendrá como único punto en el orden del día la destitución del presidente de la corporación. De esta forma, los consejeros contrarios al máximo dirigente, que representan alrededor del 60% del accionariado, podrán llegar a la tradicional junta de accionistas que se celebra a finales de agosto con la batalla por el control de los grandes almacenes resuelta.
La guerra familiar que se libra en el gigante de la distribución está cerca de llegar a un capítulo clave. Esta batalla final, más que un enfrentamiento entre dos bandos muestra el aislamiento de Dimas Gimeno. Y es que el actual presidente -llegó al cargo en 2014 tras el fallecimiento de su tío Isidoro Alvarez, que le había designado como sucesor- no cuenta con ningún respaldo sólido en el consejo de administración de la compañía formado por diez personas. Por contra, los miembros que apuestan por su destitución son mayoría. Están liderados por las hijas del expresidente Isidoro Alvarez, -Marta y Cristina Alvarez Guil- que son las principales accionistas de la compañía y que cuentan con el apoyo de dos consejeros veteranos como Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría. Además, también respaldan esta medida los dos consejeros delegados Víctor del Pozo y Nuño de la Rosa, nombrados a finales del pasado año con el objetivo de asumir las funciones ejecutivas de Dimas Gimeno -desde entonces su cargo es sólo de carácter institucional- en un movimiento que anticipaba las intenciones de las hermanas Alvarez Guil de cesar a su primo.
Los otros tres consejeros mantienen una postura neutral. Entre ellos se encuentra Shahzad Shahbaz, representante del jeque catarí Al Thani, que controla un 10% de la corporación (puede aumentar al 12% antes de la junta de agosto en virtud del acuerdo firmado para entrar en el capital de la empresa), así como Manuel Pizarro -consejero independiente- y Paloma García, representante de la sociedad Cartera Mancor que posee un 7% del grupo. En resumen: seis consejeros favorables al cese de Gimeno y tres neutrales. De momento, la solicitud realizada para un consejo extraordinario ha puesto en marcha el contador. En concreto, Gimeno tiene 30 días para convocarlo. En caso de que expirara ese plazo sin hacerlo, se habilitaría otro en el que ya serían los consejeros quienes podrían fijar la fecha. Todo hace indicar que esa trascendental reunión se producirá en las primeras dos semanas de junio. Antes de eso, el 30 de mayo, se celebrará un consejo ordinario para aprobar las cuentas del grupo. Nadie espera que ese día se produzcan movimientos, aunque si el presidente quisiera podría introducirse en el orden del día el punto de su continuidad, algo muy poco probable.
A pesar de que las espadas están en alto, no se descarta un acuerdo entre las partes que evite una escalada mayor del conflicto a través de recursos en la justicia. De hecho, las hermanas Alvarez Guil consideran que la mejor solución sería pactarla compra del paquete accionarial en manos de la familia Gimeno (alrededor de un 7%). Si la oferta se realiza por al precio que los títulos fueron adquiridos por el jeque catarí, esto supondría que la operación costaría alrededor de 700 millones.
La posición de la banca
Más allá de las reticencias del actual presidente a esta posibilidad -lo que supondría su salida del capital de los grandes almacenes- las hermanas Alvarez Guil tendrían que convencer a los bancos para que realizaran ese desembolso. Hay que tener en cuenta que, aunque se ha reducido en los últimos ejercicios, la deuda de El Corte Inglés con las entidades financieras alcanza los 1.718 millones, según los resultados de 2017. La fórmula que podrían utilizar los consejeros díscolos es que fuese la propia compañía quien adquiriera esas acciones de Gimeno, que pasarían a la autocartera (actualmente suponen un 14% de los títulos). Por tanto, los bancos tendrían que analizar la viabilidad de una operación que supondría engordar enormemente el pasivo de la empresa.
En cualquier caso, cuanto menos traumática sea la solución, más fácil será devolver la estabilidad a la dirección de la empresa. Una compañía considerada sistémica por sus grandes dimensiones, que empela a 92.000 personas.