Desde que la pandemia de la Covid-19 golpeó el planeta, las horas que la gente se pasa en casa se han disparado. Fue mucho más acosado cuando hubo confinamiento total, pero la tendencia sigue a raíz de las restricciones horarias y de movilidad. Para muchos, la vivienda era prácticamente sólo para dormir y comer y, ahora, se ha convertido en nuestro principal escenario, donde pasamos gran parte del día. Con todo, el consumo energético ha aumentado considerablemente y en muchas ocasiones por, simplemente, no tener una vivienda eficiente. Mejorar algunos aspectos de nuestro hogar permite «por un lado, reducir las emisiones y, por lo tanto, nuestro impacto ambiental. Por otro, ahorrar en las facturas, lo que tiene un impacto, sobre todo, en las personas vulnerables», detalla Rosa Maria García, miembro del Grup de Recerca Dret Patrimonial e investigadora en la Càtedra d’Habitatge de la URV.
Ante todo, ¿qué es una vivienda verde y sostenible? Según García, no hay una definición unánime, pero a grandes rasgos, son aquellos inmuebles construidos y habilitados con el fin de aprovechar el espacio en el que se ubican y los recursos disponibles, intentando respetar al máximo el medio ambiente. Cabe destacar que el consumo de energía en los hogares representa el 18,5% de la energía consumida en España, solo superado por el transporte (41,7%) y la industria (23,5%), según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Por detrás queda el sector servicios (12,5%) y la agricultura y pesca (3,8%).
Así pues, cada ciudadano desempeña un papel importante en su propia casa en cuestión energética. Más aun teniendo en cuenta que, según IDAE, el consumo energético de los hogares españoles ha evolucionado por encima del crecimiento de la población desde la década de los noventa. Un fenómeno que se debe, principalmente, al incremento del equipamiento doméstico.
En electricidad, por ejemplo, un hogar medio en España consume cerca de 4.000 kWh al año. Los electrodomésticos representan el mayor consumo (61,8%), siendo el frigorífico el que más energía gasta (19%). La iluminación representa casi un 12% del consumo total, mientras que la calefacción y aparatos como la lavadora o el televisor rondan el 7,5 cada uno de ellos.
Para conseguir reducir el consumo de energía, se pueden hacer gestos como «instalar toldos para tener más sombra en verano, o en invierno cerrar las puertas de las habitaciones para mantener el calor…», relata Jordi Castilla, directivo de FACUA - Consumidores en Acción. Aun así, tanto Castilla como García subrayan el papel central que juegan las características del edificio, como el material constructivo o la orientación. «El aislamiento es muy importante, igual que la orientación, siendo la suroeste la mejor opción porque en invierno tenemos sol directo todo el día, mientras que en verano sólo lo hará a partir de mediodía», explica Rosa Maria García.
Por lo tanto, poder acceder a una vivienda correctamente condicionada ayudará a que se necesiten menos recursos para aclimatar su interior y, así, reducir el consumo. «Sino, necesitaremos consumir más energéticamente y, pensando en las facturas, tranquilamente podemos llegar a pagar 200 euros mensuales, mientras que con las condiciones óptimas podrían ser solamente del mantenimiento básico», subraya.
A pesar de la idoneidad de una vivienda verde y sostenible, mayor parte del parque de viviendas no reúne las condiciones. Según detalla Rosa Maria García, lo más predominante son los hogares valorados con una ‘G’ en la certificación oficial de eficiencia energética de edificios (la valoración más baja). Entonces, ¿qué podemos hacer? Jordi Castilla explica que se pueden realizar tratamientos para aislar la fachada, así como instalar ventanas dobles o triples. Admite, no obstante, que son inversiones altas, «y esto perjudica especialmente a las personas vulnerables». En este sentido, también García destaca que como más vulnerables, más pobreza energética, «porque si uno no tiene recursos, tiene que conformarse con lo que queda en el mercado de la vivienda, y seguramente serán hogares no correctamente aislados y con una mala orientación, por lo que tendrán que consumir más energía».
Otros consejos para reducir el consumo energético son la adecuación de la iluminación con tecnología LED o bombillas inteligentes o con sensor de movimiento. «También es importante evitar que queden aparatos en stand by. Con esto se puede llegar a ahorrar hasta el 10% de energía consumida», explica Castilla.
Claves para ahorrar energía en casa
Dormitorio
1. Ordenadores: los portátiles consumen menos que los de mesa. Es importante que lleve la etiqueta Energy Star. Se recomiendan las pantallas planas para un mayor ahorro.
2. Aire acondicionado: se puede conseguir hasta un 60% de ahorro de energía instalando toldos en las ventanas donde da el sol y aislando techos y muros.
Salón
3. Luz: usar de tecnología led o de bajo consumo. Mejor usar colores claros para aprovechar mejor la iluminación natural.
4. Televisor: después del frigorífico, es el equipo de mayor consumo del hogar. No dejarla en ‘stand by’ y conectar los equipos en un ladrón para apagarlos. La que consume menos es la de LED, tras LCD y por último, plasma.
Baño:
5. Pequeños electrodomésticos: los que producen calor tienen potencias mayores y se aconseja optimizar el uso.
6. Lavadora: si el programa ‘Eco’ se ajusta a las necesidades, usarlo. Se recomiendan los programas de baja temperatura.
7. Secadora: usar sólo en situaciones puntuales. Mejor centrifugar la ropa antes.
Cocina
8. Nevera: los modelos ‘no-frost’ evitan el hielo.
9. Microondas: utilizar un horno microondas en lugar de otro de convencional.
10. Extractor: mantener los filtros en buen estado.
11. Horno: apagarlo antes de terminar la cocción.
12. Lavavajillas: hacer un buen mantenimiento.