La escasa presencia femenina en posiciones directivas y la diferencia de salarios entre hombres y mujeres son puntos presentes en la realidad laboral. Es por ese motivo que, en los estudios de género, el término ‘techo de cristal’ aún persiste como una idea común.
Este problema, que hace referencia a las barreras invisibles que dificultan el acceso de las mujeres a los cargos directivos, sigue sin resolverse. Y, aunque ha transucrrido tiempo desde que se mencionase por primera vez en la década de los setenta, queda aún camino por recorrer para superarlo.
En pleno 2023, los hombres todavía cobran de promedio un 12,13% más que las mujeres, según el informe Brecha salarial y presencia de la mujer en puestos directivos 2023, de ICSA Grupo en colaboración con EADA Business School. En él se ofrecen datos para analizar esos aspectos y estudiar su evolución en los últimos años, haciendo así visible esa barrera que impide el avance laboral de muchas mujeres.
El estudio se centra, pues, en el análisis (tanto de la situación actual como de la evolución temporal) de la diferencia retributiva y de la presencia de mujeres en diferentes ocupaciones.
Por categorías profesionales, los mandos encabezan la diferencia retributiva por género, con un 12,3% a favor de los hombres, seguida por los puestos directivos, con un 12,1% y, finalmente, la categoría de empleados, con un 12%.
Pero, a pesar de que estas diferencias retributivas no llegan al 15% en una misma categoría, la presencia de hombres sí que es considerablemente superior. Esta cuestión se da sobre todo en el marco de los directivos, con un 83,4% de presencia para ellos y solamente un 16,6% para las mujeres.
En el caso de los mandos intermedios y los empleados, aunque la diferencia de presencia en los cargos según el género aún es latente, esta es menor, sobre todo para los últimos, que no llegan a un 10% de disparidad.
Tamaño de la empresa
La cuota de presencia directiva según la dimensión de la empresa es otro aspecto destacable del análisis, ya que esta sigue una evolución inversa a su tamaño. Para las pequeñas empresas, su valor se sitúa en un 55,6% y disminuye a medida que aumenta su tamaño, con un 25% para las empresas medianas y un 19,4% para las grandes empresas.
Las distintas clases de posiciones directivas, con la sección general, la comercial, la de administración y finanzas y, por último, la de producción, tienen, de media, una diferencia de presencia de hombres y mujeres de un 79,1%.
Como excepción, la única de las categorías en la que se cuenta con un valor considerablemente pequeño en comparación con el promedio es la de recursos humanos, con una cifra de 34,2%.
A pesar de eso, la brecha de género en los puestos directivos entre 2008 y 2022 no ha llegado a reducirse ni un 5% y apenas ha disminuido, de media, un 3,44%.
Evolución en los últimos años
La evolución de las diferencias retributivas entre el año 2008 (11,9%) y el año 2023 (12,1%), señala que, en vez de haberse aminorado, ha aumentado la disparidad en el ámbito retributivo, concretamente, en un 1,68%.
Por otro lado, la presencia de las mujeres en cargos directivos en este mismo periodo, en 2008 (19,5%) y en 2023 (16,6%) se ha visto reducida en un 14,87%, alcanzando, casi, un 15%.
Así pues, tanto la cantidad de mujeres en posiciones directivas como la diferencia retributiva en estos cargos son puntos que han empeorado en los últimos años.
El nivel de formación en la dirección de las empresas (con una predominancia de los grados universitarios, que superan por poco a los másteres o posgrados) es similar para ambos géneros (un 44,48%, de promedio, cuenta con formación superior), aunque las mujeres aventajan ligeramente a los hombres. Así, las mujeres en posiciones directivas con formación universitaria superan en un 2,9% a los hombres con estas titulaciones en la misma posición, mientras que la ventaja en los estudios post universitarios es de un 0,4%.
Por último, en el caso de ocupar posiciones directivas sin contar con formación universitaria, la presencia masculina supera a la femenina en un 3,4%.
El ‘techo de cristal’ al que se enfrentan las mujeres directivas, pues, persiste en el tiempo, lejos todavía de los mejores registros de 2008.