Los mercados financieros son los nuevos dueños del mundo. O por lo menos, así parece. Solo mirar lo que pasó con Grecia hace 10 años y este mes de octubre en Gran Bretaña hace temblar a cualquiera.
En el fondo el problema es muy sencillo. Lo que pasa con la deuda soberana nos puede pasar a cada uno de nosotros. Si perdemos el empleo y con ello nuestros ingresos podemos perder nuestra vivienda hipotecada.
La deuda soberana da miedo. Ha cuadruplicado de 377.000 millones a 1.500.000 millones. Poder gastar supone una alegría para los políticos pero genera una fuerte resaca para la población.
Ya hemos llegado al límite y estamos a punto de despertarnos de la borrachera. Los mercados financieros ya no se fían de nuestra capacidad de servir la deuda porque los intereses están subiendo. Por esta razón, el Banco Central Europeo está comprando bonos italianos y españoles con dinero que genera vendiendo bonos de los que los mercados aún se fían, como por ejemplo, los bonos alemanes. Una práctica peligrosa que protege a corto plazo pero arriesga el futuro.
¿Qué pasará cuando el Estado ya no pueda financiarse, ni a través del Banco Central de Europa? Se verá obligado a cuadrar su presupuesto, reduciendo los gastos y subiendo los impuestos. Lo que ocurrió en Grecia puede pasar aquí: recortes de las pensiones y los sueldos de los funcionarios. Si esto pasa, se genererá una crisis social y económica sin precedentes.
Me temo que algunos políticos, en vez de mostrar humildad y autocrítica, van a culpar a los malditos mercados y sobre todo su credo, el liberalismo. Clamarán al cielo pidiendo un cambio de sistema porque se sentirán pobres víctimas y sirvientes de los nuevos dueños del mundo.
¿Los dueños del mundo? Les presento al Sr. John Smith. Trabaja en Nueva York en el sector financiero. Es gestor de fondos y está casado con tres hijos. Su deber profesional es asegurar que sus clientes, pensionistas de todo el mundo, no pierdan su dinero. La situación actual de Europa le da mucho miedo y por eso prefiere poner el dinero de sus clientes en valores más seguros, en EEUU.
Como John hay muchos y entre todos representan un lado del maldito mercado. Son algunos de los que compran o venden deuda soberana. Si Mr Smith pierde el dinero de sus ahorradores, él perderá su empleo.
Quitar los mercados de por medio puede parecer una solución atractiva para algunos. Pero ya sabemos que pasa por quebrar el país y perder mucha prosperidad. Argentina lo ha hecho varias veces y todos conocemos el resultado. Se ha convertido en un país pobre con poca esperanza para su gente. Por suerte hay ejemplos más inspiradores que Argentina.
Alemania y Suiza siguen siendo el master de sus propios destinos con una gestión económica y financiera impecable. Es algo sencillo que cualquier padre o madre de familia domina: cuadrar ingresos y gastos y buscar nuevos ingresos. No hay que ser economista para entender que lo mejor para cualquier país es estimular la economía para tener más ingresos y así poder subir los gastos.
¿Hay que convertir a España en una especie de Alemania o Suiza? Por favor, ¡no! Si los españoles acaban tan cuadrados como los suizos, me mudaré a Italia. Por suerte, no es necesario cambiar el talante español, pero sí adoptar el rigor de las políticas económicas de esos países. Bastaría con liberar el inmenso talento individual con su innata creatividad del yugo de la burocracia asfixiante que sufre todo el país.
Tanto España como Suiza tienen coches potentes. La diferencia es que el coche suizo tiene ruedas redondas con un conductor cuadrado y el vehículo español tiene ruedas cuadradas con un conductor redondo. Antes de que nos obliguen los mercados, habría que pensar en ir cambiando las ruedas...
Armand Bogaarts, Emprendedor