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La Unión Europea quiere entrar en modo MECA

‘Make Europe Competitive Again’: la Brújula para la Competitividad es el instrumento que la Comisión Europea ha diseñado para hacer frente a los retos que plantean EEUU y China

03 febrero 2025 12:08 | Actualizado a 03 febrero 2025 19:20
Se lee en 4 minutos
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La Unión Europea quiere entrar en modo MECA (Make Europe Competitive Again). Un primer paso, imprescindible, para plantar cara a la estrategia MAGA (Make America Great Again) de supremacía económica global de EEUU y a los planes quinquenales chinos que, sin prisa pero sin pausa, han ido recortando la distancia económica con la UE hasta tomarle la delantera. De ello trataba el ‘Informe Draghi’, y de ello trata la esperada ‘Brújula para la Competitividad’ (Competitiveness Compass) presentada recientemente por la Comisión Europea.

Un plan estratégico, con acciones concretas para recuperar la competitividad de la Unión Europea en tres grandes ámbitos de actuación: reducir la brecha de innovación; establecer una hoja de ruta conjunta para la descarbonización y la competitividad; reducir las dependencias excesivas y aumentar la seguridad.

Estas son las medidas más destacadas en cada uno de ellos:

Reducir la brecha de innovación: La UE plantea «crear un hábitat para las empresas emergentes innovadoras jóvenes, promover el liderazgo industrial en sectores de alto crecimiento basados en tecnologías profundas y promover la difusión de tecnologías entre empresas y pymes establecidas».

Para ello, propone las iniciativas ‘Gigafábricas de IA’ (donde Barcelona albergará una de las siete que habrá en la UE) y ‘Aplicar la IA’, enfocadas a «impulsar el desarrollo de la inteligencia artificial y que la industria la adopte en sectores clave». Además, presentará planes de acción en materiales avanzados, tecnología cuántica, biotecnología, robótica y tecnologías espaciales.

Hoja de ruta conjunta para la descarbonización y la competitividad: «La Brújula -señala la Comisión Europea- ha constatado la importancia que tiene el problema de los precios elevados y volátiles de la energía, de modo que establece ámbitos de intervención para facilitar el acceso a una energía limpia asequible».

Para ello, alude al inminente Pacto Industrial Limpio, que «establecerá un enfoque de descarbonización impulsado por la competitividad», para «que la UE sea un lugar atractivo para la fabricación, también en el caso de las industrias de gran consumo energético -como las presentes en el polo petroquímico de Tarragona-, y promover las tecnologías limpias y los nuevos modelos de negocio circulares».

La UE quiere reducir en al menos un 35% la carga administrativa que soportan las pymes

Acompaña a esta medida un Plan de Acción para una Energía Asequible, que busca contribuir a «reducir los precios y costes de la energía», mientras que una Ley de Aceleración de la Descarbonización Industrial ampliará la «concesión agilizada de permisos a los sectores en transición». Además, la Brújula prevé «planes de acción a medida para los sectores de gran consumo energético, como el acero, los metales y los productos químicos, que aun siendo la columna vertebral del sistema europeo de fabricación, son los más vulnerables en esta fase de la transición».

Reducir las dependencias excesivas y aumentar la seguridad: Con vistas a seguir diversificando y potenciando sus cadenas de suministro, la Brújula para la Competitividad hace referencia a una nueva serie de «Asociaciones de Comercio e Inversión Limpios que deben contribuir a asegurar el suministro de materias primas, energías limpias, combustibles sostenibles para el transporte y tecnologías limpias de todo el mundo». En el mercado interior, «la revisión de las normas de contratación pública permitirá introducir una prioridad europea en la contratación pública para sectores y tecnologías fundamentales».

Junto a estos tres ámbitos de actuación, propone cinco facilitadores transversales: simplificación; reducción de los obstáculos al mercado único; financiación de la competitividad; promoción de las capacidades y el empleo de calidad; mejor coordinación de las políticas a escala estatal y de la UE.

Entre estos facilitadores transversales se citan objetivos como la reducción de al menos un 25% de la carga administrativa para las empresas, que en el caso de las pymes se incrementa hasta al menos un 35%; la puesta en marcha de la Unión Europea del Ahorro y las Inversiones, o la creación de una Herramienta de Coordinación de la Competitividad, que contará con un Fondo de Competitividad que sustituirá a varios de los actuales instrumentos financieros de la UE con propósitos similares.

El objetivo de todo ello es poder competir con los EEUU y China, de los que la Unión Europea se ha distanciado claramente, tal y como indica el informe El futuro de la competitividad europea, firmado por Mario Draghi y que ha servido como inspiración para esta estrategia presentada por la Comisión Europea.

Aunque el mundo, hoy, es bastante distinto de lo que parecía ser hace tan solo una semana. La visión estereotipada según la cual ‘EEUU innova, China copia/fabrica y la UE regula’ ha saltado por los aires.

La semana pasada arrancaba con un ‘momento Sputnik’ en los mercados financieros de los EEUU (como cuando los estadounidenses descubrieron que la URSS les había adelantdo en la carrera espacial), con la cotización en caída libre de Nvidia, la empresa estadounidense que lidera el mercado de las GPU, mediante las cuales empresas estadounidenses de Inteligencia Artificial como OpenAI (creadora de ChatGPT), Anthropic, Meta o Google DeepMind entrenan sus grandes modelos de lenguaje.

La china DeepSeek había sido capaz de sacar al mercado un modelo de lenguaje con características muy similares a las de los estadounidenses, pero utilizando muchos menos recursos y abriendo el código al resto del mundo.

La estrategia de bloques emprendida por EEUU (que esta semana empezó con sus aranceles del 25% a México y Canadá, pero que se quedó con un tímido 10% a China), persiguiendo una supremacía tecnológica en IA gracias a su capacidad de inversión y a que los modelos más avanzados de GPUs solo están disponibles para empresas estadounidenses, saltó por los aires con DeepSeek.

Con chips ‘de segunda fila’ y mucho menos dinero, pero con mucho talento e innovación, China había evitado embarcarse en una repetición de lo que habían sido las carreras armamentística y espacial de la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética.

La Administración Trump ha empezado a imponer aranceles a sus hasta ahora socios comerciales preferentes

La respuesta China a la estrategia de retorno a los bloques ha sido ‘regalar’ esta tecnología al mundo, en una clara apuesta por la multipolaridad, abriendo la oportunidad de que otros actores como India o Rusia tengan en breve sus propios modelos de IA. El ‘regalo’, también, es para la Unión Europea, que si sabe aprovecharlo podría dar el impulso que necesitan sus promesas locales de IA, como la francesa Mistral o la alemana Aleph Alpha.

‘Es la competitividad...’

En 1992, ‘ganada’ la Guerra Fría y con la Unión Soviética en descomposición, Bill Clinton incorporó como eslogan de campaña para las elecciones de EEUU la manida frase «Es la economía, estúpido». Esa frase, hoy, bien podría ser «Es la competitividad, estúpido». Lo señaló Mario Draghi y lo recoge la Comisión Europea en su Brújula para la Competitividad.

Por primera vez, la Unión Europea está mirándose al espejo y está viendo lo que hay, sin que se lo tengan que decir desde fuera. Aunque no puede evitar que sigan diciéndoselo. Hace pocos días se produjo el enésimo ejemplo, cuando la empresa química estadounidense Dow, tras su presentación global de (malos) resultados del cuarto trimestre de 2024, anunció que recortaría 1.500 empleos en todo el mundo para ahorrar costes, apuntando claramente a la Unión Europea.

En una reunión con analistas, el CEO de Dow, Jim Fitterling, señaló «la competitividad energética» como el «desafío número uno» de la UE. Aunque salvó, de forma explícita, a sus instalaciones en el polo petroquímico de Tarragona, donde, aludiendo a la colaboración con Repsol (que le acompaña en el Polígono Norte con uno de los dos crackers de etileno que hay en esas instalaciones) veía posibilidades de ser competitivo.

Un factor determinante para ello ha sido el anuncio de la mayor inversión industrial de la historia de Repsol en el polo petroquímico de Tarragona (y una de las dos mayores de su historia en España), con más de 800 millones de euros destinados a la Ecoplanta de El Morell. Un proyecto estratégico que cuenta con el apoyo del Fondo de Innovación de la Unión Europea y que sitúa a este polo petroquímico en la vanguardia tecnológica europea en materia de descarbonización y circularidad industrial.

La Ecoplanta y las oportunidades asociadas con nuevas inversiones alineadas con la estrategia del inminente Pacto Industrial Limpio son claramente competitividad. ‘Es la competitividad...’

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