El pasado mes de octubre el Fondo Monetario Internacional actualizó las previsiones económicas mundiales. A pesar del buen ritmo de crecimiento de la economía española, entre las alertas que se dieron fue la necesidad de aumentar la productividad. Uno de los factores que fomentan la productividad es la mayor competencia del mercado. Así, la existencia de un mayor número de empresas en el mercado con capacidad para crecer y aportar valor añadido a la economía. Y es que la competencia fomenta la innovación y a su vez la eficiencia productiva.
Si observamos la dinámica empresarial del último ejercicio disponible en el Instituto Nacional de Estadística, la provincia de Tarragona muestra un crecimiento en los datos de constitución de empresas, que crecieron un 25% respecto el periodo previo a la pandemia. Así, entre septiembre 2023 y agosto de 2024 se crearon 1.597 sociedades, 300 empresas más que en el periodo prepandemia.
Otro dato destacable es la comparación entre empresas constituidas y disueltas. Los datos revelan una tendencia positiva en tanto el número de empresas creadas superan las disueltas. Estos datos presentan una dinámica positiva de crecimiento vegetativo del número de empresas existentes en el mercado.
No obstante, la fotografía queda incompleta si no analizamos la inversión inicial realizada por las empresas en el momento de su nacimiento. Este dato tiene un carácter más cualitativo sobre la capacidad financiera y la fortaleza del negocio que se inicia. Los datos muestran que la inversión media de cada sociedad constituida se sitúa en 33.400 euros, lejos del valor del año 2019 situado en 89.000 euros. Obviamente, la naturaleza de la inversión responde en gran medida al tipo de sector en el cual se enmarcan las empresas. Es de mencionar que estos dos datos reflejan por un lado la debilidad del tejido empresarial de nueva creación a la hora de desarrollar proyectos empresariales, así como la variabilidad de la trayectoria.
La inversión durante la creación dota del músculo financiero que permite a las empresas llevar a cabo no solo las operaciones diarias sino también realizar acciones más estratégicas. Proyectos empresariales con una escasa inversión inicial ponen en riesgo la sostenibilidad futura de la empresa debido a la falta de capacidad para invertir en proyectos innovadores de más alto valor añadido. Desde un punto de vista más macroeconómico, una inversión escasa del tejido empresarial pondrá dificultades a la hora de transformar la estructura sectorial de nuestro territorio. Así, un mayor importe y una mayor estabilidad sería deseable.
La provincia de Tarragona dispone de empresas establecidas con capacidad financiera para llevar a cabo proyectos con potencial de tracción territorial. Además, el territorio ha recibido nuevas inversiones recientes. No obstante, es necesario que se realicen de forma estable a lo largo del periodo para que acaben de consolidar la dinámica empresarial. Sectores como el tecnológico será una de las apuestas futuras, dada la capacidad tractora de este sector para la transformación transversal.
Mercedes Teruel
vicepresidenta del Comité Ejecutivo de la sede de Tarragona del Col·legi de d’Economistes de Catalunya