Mercè Pérez es una mujer que lleva la seguridad como bandera. Gracias a ella -y su equipo de más de un centenar de personas- no hay ninguna avería que quede sin arreglar, de forma rápida, eficaz y, cómo no, segura.
Pérez estudió ingeniería química en la URV. Cuando acabó, empezó a trabajar en una spin-off de la misma universidad, lo que supuso una muy buena experiencia para ella «porque éramos un equipo joven con muchas ganas», explica.
Después se incorporó a Repsol gracias a un máster que tenían convocado y eso fue muy importante en su carrera profesional, ya que supuso «un bagaje y una visión global de la compañía muy grande». Una vez terminado el máster la destinaron a la parte de derivados y se encargaba del área de procesos.
Al cabo de un tiempo la cambiaron a la parte de refinería, en la zona de contratos y posteriormente compras y contrataciones. «Empecé como jefa de compras y al cabo de un tiempo pasé a ser ingeniera de fiabilidad en mantenimiento -un gran cambio de departamento-, estuve un tiempo hasta que me convertí en gerente de mantenimiento», comenta la ingeniera.
Concretamente, el departamento de mantenimiento se encarga de dar servicio al complejo. Por lo tanto, el objetivo principal es que las instalaciones y los activos estén disponibles para cumplir con el plan de producción de manera segura y cuidando el medioambiente. «Hacemos todo lo que está en nuestras manos para que estén los equipos disponibles, con fiabilidad y calidad», asegura Pérez, quien añade: «También tenemos mucha relación con otros departamentos como fiabilidad, contratos u operación».
En el día a día se pueden encontrar con mil tipos de averías y su función es buscar soluciones de la mejor forma posible. «Actualmente, estamos en un proceso de transformación para hacer las cosas más eficientes, de forma robotizada, digitalizando. La verdad es que es un reto y estamos en un momento importante».
Para llevarlo a cabo, cuenta con un equipo de unas 120 personas y lo que Pérez intenta es «que seamos un grupo, tirar todos hacia delante y que, donde no llegue uno, que continúe el otro». Este liderazgo y seguridad es lo que traslada a sus compañeros para que todo salga a la perfección. «Creo que trabajar en equipo es primordial para conseguir los objetivos», asegura. Estos objetivos en este momento son hacer las cosas más rápido, más ágiles y manteniendo la calidad y la seguridad en todo momento.
Precisamente esto es lo que más le gusta de su trabajo: que entre todos se consiga ese objetivo. «Cuando conseguimos que algo funcione, que ha sido fruto de un trabajo en equipo, es lo más gratificante».
Este cargo supone una gran responsabilidad. «No me esperaba llegar hasta aquí. Hasta yo me he sorprendido», confiesa Pérez. «Sé que nada es gratis, todo tiene su esfuerzo y hay que trabajar duro, pero es muy necesario que te den estas oportunidades y confíen en ti. Además, siendo mujer muchas veces es más complicado, y más en este sector», explica, pero también comenta que cada vez hay más mujeres que están tomando el mando en altos cargos y eso hace avanzar.
Por eso, la ingeniera recomienda y anima a la gente a optar por esta profesión. «Si te gusta la ingeniería, la maquinaria y demás, es un gran trabajo». Además, hay muchas oportunidades y Pérez es el claro ejemplo de la evolución y el crecimiento que cualquier persona podría tener en el sector.
El perfil
Nombre: Mercè Pérez
Edad: 42 años
Ocupación: Gerente de mantenimiento de refinería de Repsol
Años de experiencia: 16 años en el sector
Banda salarial: +42.000 € brutos al año
Qué hay que estudiar
Para poder optar a ser ingeniero químico es necesario tener el grado universitario de ingeniería química. La Universitat Rovira i Virgili cuenta con esta carrera en su catálogo, además de varios másters, así como contratos de prácticas y colaboraciones con varias empresas del sector que permiten mejorar la experiencia y la formación.