El Laboratorio de Innovación e Inteligencia Turística de la Costa Daurada y las Terres de l’Ebre (LABIIT), una iniciativa conjunta del centro tecnológico Eurecat y el Patronato de Turismo de la Diputación de Tarragona, ha identificado múltiples tendencias en el ámbito turístico en esta década.
Actualmente, uno de los principales retos que se señalan es la necesidad de monitorizar cómo evoluciona la actividad constantemente para poder tomar decisiones más adecuadas y garantizar un desarrollo sostenido, así como para informar y comunicar los resultados a los grupos de interés. Además, el crecimiento del turismo en los últimos años ha suscitado un interés general por estimar el impacto de esta actividad, especialmente en la economía.
Con la popularización del concepto de turismo sostenible se ha adquirido una conciencia multidimensional que contempla las repercusiones y los impactos que empresas u organizaciones pueden generar en las personas, el medio ambiente o la cultura. Al hacerlo, se implementan metodologías que posibilitan el conocimiento de los impactos en esas distintas dimensiones y se orientan esfuerzos para gestionarlos.
Esta es una tendencia observada, tanto en el campo del turismo como en otras actividades. En el ámbito cultural, por ejemplo, se percibe un creciente interés por conocer el impacto que generan los eventos y festivales, especialmente en relación con la influencia cultural que ejercen en las personas, la sociedad y su retorno, como en el caso del estudio para conocer el impacto del Carnaval de Vilanova i la Geltrú.
En la esfera empresarial, se han empezado a adoptar los criterios ESG (medio ambiente, social y gobernanza). De hecho, la sostenibilidad corporativa dejará de ser una opción en el contexto europeo. La nueva Directiva Europea sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) requiere que las empresas sean más proactivas, transparentes e integren la sostenibilidad en la estrategia empresarial a largo plazo. Por lo tanto, se apunta como una tendencia al alza avanzar hacia una gestión del impacto con un enfoque holístico e integral.
El progreso tecnológico se convierte en un buen aliado para lograrlo, sobre todo para la recopilación de datos. Sensores, tecnología Big Data, dispositivos móviles o drones son nuevas herramientas que permiten disponer de información útil, especialmente para la evaluación del impacto social. En este apartado, hay ejemplos como el uso de dispositivos wearables para conocer la experiencia y la reacción emocional de los participantes en distintas actividades del Festival Cruïlla.
Por otro lado, en la medida que los grupos de interés y la sociedad exigen más responsabilidades ambientales y sociales a las organizaciones, se pone de relieve la importancia de implicar a las comunidades locales y residentes, como un stakeholder más, en la gestión del impacto. Así, pues, conocer su percepción cada vez resulta más relevante para poder desarrollar un turismo más sostenible y equitativo y algunas empresas ya están trabajando en inversiones que aporten un impacto social o medioambiental.
Asimismo, también hay un interés creciente por analizar el impacto de los proyectos de investigación e innovación, ámbito en el que se desarrollan metodologías propias de trabajo en el marco de referencia establecida por el programa Horizon Europe.
Ciertamente, las tendencias actuales reflejan una evolución en el concepto de evaluación que implica un enfoque más integral y holístico y con un protagonismo consciente de la dimensión social. Sin embargo, aún hay un largo camino a recorrer en este sentido.
Sara Mestre
Consultora en Turismo y Cultura del Departamento de Consultoría tecnológica de Eurecat