La invasión de Ucrania fue el catalizador para el proceso de ‘desglobalización’ que estamos viviendo (y que seguirá acompañándonos durante mucho tiempo).
Los efectos son múltiples: la recolocación de las cadenas productivas hacia países ‘amigos’ está consiguiendo que se haya alcanzado el pleno empleo en el mundo, a cambio de un notable incremento del paro en China.
Con los datos de comercio que publica trimestralmente el Fondo Monetario Internacional podemos ver qué países han ido ocupando el lugar de China en las cadenas de producción. Los principales beneficiados son los países emergentes de Latinoamérica, con incrementos de más del 10% en su cuota del mercado de exportaciones, seguidos del propio EEUU, los emergentes del norte de África (especialmente Egipto y Marruecos) y de algunos asiáticos emergentes.
Además de China, es llamativa la pérdida de cuota de mercado exportador de la Eurozona y de Japón. En el caso de China y de los ganadores entre los emergentes la variación de las exportaciones es similar a la de las importaciones, lo que muestra que es un fenómeno de relocalización puro, sin embargo, en EEUU la ganancia en exportaciones ocurre con una ligera caída en su cuota de importaciones, mientras que en Europa ocurre lo contrario.
Ahí ya no es un caso de ‘ganadores y perdedores’ sino el efecto de ser exportador neto de materias primas para EEUU, y la transformación inevitable del modelo de crecimiento en Europa hacia el consumo doméstico, una vez que la pérdida de la energía barata que provenía de Rusia nos ha hecho ser menos competitivos globalmente.
Alfonso Moral, de CaixaBank Banca Privada