«La innovación no está en la tecnología. Está en la mirada». Lo escribe Xavier Marcet en su libro Esquivar la mediocridad y no podría tener más razón. Pero cambiar la mirada es difícil porque la inercia del día a día, la suma de rutinas y urgencias, hace difícil levantar la cabeza para imaginar la empresa que podríamos ser. Una forma de conseguirlo son las preguntas de innovación.
Interrogantes que nos obligan a pensar el futuro y que funcionan como llaves que abren nuevas posibilidades. Aquí van diez:
1. ¿Qué podría matar nuestra empresa? Somos mejores pensando desgracias que posibilidades positivas y esta pregunta le saca partido a esa debilidad. Imaginemos que nuestra empresa ha muerto dentro de tres años, hagamos un postmortem y preguntémonos qué pasó para poder evitarlo.
2. ¿Y si los clientes no quieren lo que creemos que quieren? ¿Y si no sabemos bien lo que quieren? ¿Y si están dispuestos a pagar más? ¿Y si una parte de nuestro producto o servicio no les aporta valor y solo añade coste a nuestra oferta?
3. ¿Y si creásemos nuestra propia competencia? Conocemos mejor que nadie nuestros puntos débiles. ¿Cómo sería la competencia perfecta, la que más daño nos haría? Seamos esa competencia y cambiemos antes de que llegue.
4. ¿Cómo podemos sorprender a nuestros clientes? Los clientes nos pagan por cumplir sus expectativas, pero si las superamos conseguiremos fidelidad y publicidad entusiasta. ¿Cómo podemos superarlas y convertirlos en apóstoles de nuestra empresa?
5. ¿Cómo podríamos ayudar a nuestros clientes a reducir emisiones? Reducir emisiones de CO2 es cada vez más una prioridad para los clientes y una obligación legal. Ayudar a reducir emisiones es algo más que contribuir a la sostenibilidad, es una forma de generar valor.
6. ¿Qué cosas que hacemos hoy pueden quedar obsoletas? La tecnología cambia y el mercado se mueve. Algunos de nuestros productos, servicios o procesos podrían perder sentido y detectarlo a tiempo es clave para adaptarse con éxito.
7. ¿Cómo lo harían otras compañías dentro y fuera de nuestro sector? ¿Qué harían algunos de nuestros competidores excelentes si gestionaran nuestra empresa? ¿Cómo lo harían algunas grandes empresas de referencia? ¿Cómo lo harían Google, Amazon o Apple?
8. ¿Con quién nos podríamos asociar para entrar en nuevos mercados o dar más a nuestros clientes? Sumar para crecer. ¿Qué expertos, consultores, profesionales o empresas podrían ayudarnos a crecer con ambición? ¿Con qué otros productos o servicios podríamos construir conjuntamente propuestas de valor ganadoras?
9. ¿Si empezásemos de nuevo, cómo seríamos? El pasado nos condiciona y nos atrapa, pero podemos imaginar cómo querríamos ser si pudiésemos volver a empezar. Sin límites, compromisos o ataduras. ¿Cómo podemos parecernos a esa empresa?
10. ¿Cómo podríamos multiplicar nuestra facturación por diez? ¿Y por cien? Hay que leer el Moonshot de Ivan Bofarull. Querer llegar a la luna es el primer paso para conseguirlo. Imaginar cómo multiplicar por cien nuestras ventas requiere ocurrencias locas y alguna de esas ocurrencias podría ser una idea ganadora.
En la pregunta está la respuesta y una buena pregunta puede tener más valor que muchas respuestas mediocres. Preguntar para innovar, ahora.