Las vacaciones de verano son un momento que invita a gastar por encima de nuestras posibilidades y más este año, donde parece que, por fin, tras una larga temporada de restricciones, podremos vivir un periodo estival de verdadera normalidad. Sin embargo, nos encontramos en una situación en la que la subida de los precios está repercutiendo en cada una de las acciones que hacemos en nuestro día a día, por lo que la planificación de nuestros gastos veraniegos este año requiere tomar una atención extra.
Uno de los primeros aspectos que debemos hacer es fijar un presupuesto con todos los gastos para las vacaciones. La tasa de variación anual del IPC se situó en España en mayo en el 8,7%, unas cifras muy elevadas que no parece que vayan a descender de forma significativa en los próximos meses y que se traducen en un incremento del precio del combustible, que también empuja al alza el precio del transporte, el ocio, la restauración o el alojamiento. Por eso, debemos planificar un presupuesto completamente adaptado a nuestra capacidad económica, donde incluyamos todos estos gastos.
Otro momento clave aparece cuando llegan las vacaciones y somos conscientes de que no hemos podido ahorrar mucho para poder disfrutarlas con calma. En muchas ocasiones, nos damos cuenta de que necesitaríamos una ayuda económica, pero en ese caso, conviene evaluar muy bien si merece la pena solicitar algún tipo de préstamo, mostrándonos moderados antes de contratar cualquier producto.
Este tipo de vehículos financieros puede obligarnos a pagar unos intereses muy elevados, e incluso llevar implícitas ciertas cláusulas que solo podemos encontrar en la letra pequeña y que pueden condicionar nuestra capacidad económica durante los meses posteriores.
Por otro lado, es muy interesante comparar diferentes alternativas de alojamiento para encontrar la más competitiva y que mejor se adapte a nuestros intereses. Y aquí es muy importante estar muy atentos a las comisiones, recargos o gastos de servicios que muchas veces se esconden detrás de ofertas que se presentan como auténticos ‘chollos’.
Una vez que hayamos llegado a nuestro destino vacacional, limitar nuestro presupuesto diario será una buena forma de evitar el despilfarro y no gastar por encima de nuestra capacidad.
Después de dos veranos por la península y las islas, con la vuelta a la normalidad vemos un aumento del interés por los destinos vacacionales en el extranjero. Si la decisión es optar por un lugar fuera de España, conviene contactar con nuestra entidad para revisar las condiciones de las tarjetas de crédito y débito y los acuerdos con entidades locales.
Además, si en el destino elegido utilizan una divisa diferente al euro, es recomendable viajar con la divisa local desde el lugar de origen y evitar en la medida de lo posible las transacciones con bancos u oficinas de cambio.
El escenario actual de inflación también afecta a las estrategias de ahorro e inversión. Los actuales niveles de precios hacen que todas las carteras con una elevada exposición a productos de renta fija nos empujen a una pérdida de poder adquisitivo.
En este sentido, conviene revisar nuestras inversiones para encontrar el punto de equilibrio entre las opciones de rentabilidad y el riesgo que estemos dispuestos a asumir, según nuestro perfil inversor. El asesoramiento profesional es siempre el mejor aliado para despejar dudas.
Por último, la vuelta a la rutina diaria será un momento idóneo para acudir a la entidad o asesor de confianza y así resolver todas las dudas sobre los productos financieros más adecuados, teniendo en cuenta la previsión de gastos e ingresos para el siguiente ejercicio. Ahora, el principal objetivo es disfrutar del calor y de las vacaciones, ¡a aprovechar el verano!