No es ninguna casualidad, ni tampoco una errata, que el nombre de este joven proyecto empresarial se escriba con tres ‘r’. Avellana Grrreen. Sus creadores, la pareja formada por Katinka Solano y Massimo Ricciarelli, querían enfatizar esta letra de la palabra inglesa green (verde) remarcando su sonido para poner en valor el gran protagonista de este espacio ideado para todos los públicos y edades: la naturaleza.
Para entender y contextualizar el origen de esta empresa, Katinka se remonta a 11 años atrás, cuando ella y Massimo pusieron en marcha, en el Mas d’En Carbó de Riudecols, L’Avellana. «Lo hicimos en la finca principal para organizar bodas y eventos. En su día fue un proyecto muy innovador porque organizamos bodas muy personales y fue un gran cambio en este mundo. Fuimos un poco pioneros en este aspecto», explica Katinka.
L’Avellana funcionaba como un reloj suizo y sus propietarios estaban encantados de la vida con su proyecto. Pero llegó el fatídico mes de marzo de 2020, con la pandemia de la covid-19 cambiando nuestras vidas. Katinka recuerda que «2020 iba a ser el gran año de las bodas, pero llegó la pandemia y el parón, especialmente en nuestro sector, fue brutal. Pasamos unos meses muy complicados».
Al vivir en la misma finca donde organizan las bodas, la pareja aprovechó el muchísimo tiempo muerto que tenía para «redescubrir la naturaleza y el espacio que nos rodeaba, 60 hectáreas de bosque. Empezamos a limpiar una zona cercana a la masía, pero sin pensar en nada, simplemente por arreglar el espacio y pasar el rato», recuerda la propietaria.
«Ofrecemos a nuestros clientes compartir la naturaleza en un lugar de calma»
Katinka Solano (Avellana Grrreen)
Fue aquí cuando la pareja oyó «el rugido de la naturaleza y nos empezamos a dar cuenta de que era un lugar especial», comenta Katinka, quien añade que «vinieron amigos y nos empezaron a animar a que organizásemos actividades y así se gestó el embrión del proyecto Avellana Grrreen», explica Katinka.
Fue entonces, en el verano de 2020 y en plena pandemia, cuando nació un espacio cuyo objetivo principal es «compartir la naturaleza en un lugar de calma. Ofrecemos a nuestros clientes actividades de reconexión con la naturaleza, para volver a darle la importancia y el valor que tiene».
La oferta de la Avellana Grrreen se divide en tres espacios o franjas diferentes. El Grrreen Body «donde trabajamos más cuerpo y mente y, por ejemplo, hacemos yoga, pilares, aerobic, etc...». Después está Grrreen Kids, «orientado a los más pequeños, con talleres de cajas de nido o insectos, cuentacuentos, creatividad, pintura, cerámica, etc-.». Por último, la parte más lúdica se llama Grrreen Fun, donde se aprenden técnicas de fotografía, se puede estar en contacto con los caballos, o disfrutar de un concierto. Katinka y Massimo tienen claro que la protagonista es la naturaleza «y nosotros sus invitados». Por eso no quieren que sus actividades se masifiquen, por lo que no suelen ser de más de 20 personas. Se concentran los fines de semana y están pensando en ampliar el proyecto con una sala interior para cuando haga mal tiempo. El balance es positivo «porque la gente responde, aunque en la pandemia lo hacía algo más porque ahora hay más oferta. Por eso incentivamos que hay que salir de la rutina y fomentar la naturaleza», concluye.