Mon Navarro y Ferran Soler son dos enfermeros que en 2018 decidieron poner en marcha su proyecto de fermentados y alimentos de origen vegetal. Diez años antes, por concienciación personal y con el planeta, Navarro dejó de consumir comida de origen animal, lo que le llevó a investigar en la alimentación vegana.
Debido a su profesión, ambos llevan «muchos años tratando con la enfermedad, lo que nos llevó a querer saber más, para no solo tratarla con medicamentos». A raíz de los consejos de prevención que ofrecían en consulta sobre alimentación y vida saludable, los buenos resultados y el interés creciente de los pacientes, les despertó la curiosidad y decidieron empezar a formarse fuera de la medicina tradicional: Ferran en medicina china, especializándose en acupuntura y Mon amplió estudios en nutrición y también en enfermería naturista.
Las actuales necesidades de alimentación han hecho que el mercado haya crecido exponencialmente en los últimos tiempos, ofreciendo un espectro más amplio de productos, pero hace unos años no era así. «Al no encontrar lo que buscábamos, en casa nos iniciamos con las elaboraciones: primero fue la kombucha, luego los vegetales fermentados, los quesos...» Hasta que vieron que la cocina se les quedaba pequeña: «necesitábamos un lugar sólo para producir, un laboratorio para hacer los experimentos fermentistas, mis padres tenían un espacio y ahí empezamos como hobby». Cinco años después, en 2018, Mon y Ferran direon el paso hacia la profesionalización y empezaron a germinar Herbivore fermented food.
«Disfrutamos el poder explicar nuestro producto, lo que aporta y cómo se elabora»»
La intención inicial del proyecto fue vender el producto a tiendas, pero llegó la pandemia y se volcaron en su trabajo en el CAP de Alcover. «Era doloroso ver que tras dos años desarrollando nuestros productos, no sabíamos cómo iban a llegar al cliente final, así que le dimos una vuelta a la propuesta y concretamos que en adelante venderíamos nuestro producto directamente para explicarles las propiedades y beneficios y, además, ofrecer talleres».
Y así, en 2020, surgió el local del Raval de Sant Pere, en Reus, un espacio que aúna una tienda de productos especializados plastic free, una cafetería tranquila y un lugar para aprender a alimentarnos mejor. «Nuestro menú está basado en plantas, con ingredientes ecológicos o de proximidad, sin gluten ni lactosa y nuestros platos, elaborados con agua purificada libre de pesticidas y metales».
¿Qué podemos encontrar? Además de sus sabrosas propuetas para desayunos y meriendas como la tostada de aguacate cremoso, furikake y germinados, deliciosos bowls, su repostería raw (sin cocción), zumos cold pressed o distintos medicinal lattes elaborados con café de especialidad local, podemos comprar variedad de productos. El queso de bulgur, kéfir de coco, una ‘no mantequilla’, vegetales fermentados como kimchi o el chucrut, tofu, granolas, un cracker con esenio, la kombucha... Y por supuesto, sus quesos veganos en diferentes formatos (camembert, curados...) que se elaboran a base de anacardos. «Ecológico, de Vietnam, con buenas condiciones para los trabajadores, se activa durante horas en remojo para despertar la semilla, usamos distintos tipos de fermentos para darle un sabor u otro y luego se cura unas cuatro semanas».