Mario Draghi inspira, Ursula von der Leyen propone. Tras la reciente difusión del informe Draghi (El futuro de la competitividad europea), un diagnóstico descarnado de la situación económica que atraviesa la Unión Europea, pero que a la vez contiene propuestas muy concretas para relanzar su competitividad (con el foco puesto en la innovación, la industria y la autonomía estratégica), esta semana le llegó el turno a Ursula von der Leyen (que revalida la presidencia de la Comisión Europea), proponiendo la composición del futuro Colegio de Comisarios.
Los 26 nombres propuestos (a los que se suma la propia Von der Leyen hasta completar la cifra de 27), deberán ahora pasar el filtro de los eurodiputados del Parlamento Europeo, ante quienes tendrán que exponer sus respectivos programas en las carteras que aspiran a ocupar, obteniendo en votación su aprobación o rechazo.
Al margen de los equilibrios entre las diversas familias políticas de la UE y las limitaciones que pueda haber a consecuencia de los candidatos aportados por cada Estado miembro, una idea caracteriza este futuro Colegio de Comisarios: está claramente alineado con el informe Draghi.
¿En qué se traduce eso? Para empezar, en que, por primera vez en muchos años de construcción europea, se afronta la realidad de cara y se dicen las cosas por su nombre. La propuesta de este nuevo Colegio de Comisarios prescinde del lenguaje eufemístico, vacío y poco concreto de colegios anteriores, para empezar a hablar en términos comprensibles: estrategia industrial, vivienda, defensa, productividad, simplificación, empresas emergentes (startups).
Se reparten competencias y se establecen balances y contrabalances, con vicepresidencias ejecutivas con poder, pero que deberán entenderse con otros comisarios. Es el caso de la cartera de Competencia a la cual está propuesta Teresa Ribera, que en el caso de pasar el filtro del Parlamento Europeo sería designada Vicepresidenta ejecutiva primera para una Transición limpia, justa y competitiva.
En la misión que Ursula von der Leyen le ha encomendado, Teresa Ribera deberá afrontar encargos como el nuevo Pacto Industrial Limpio y la reducción del precio de la energía. Tendrá que hacerlo de la mano de otros comisarios, que reciben a su vez objetivos precisos por parte de Von der Leyen, siguiendo muy de cerca el manual de instrucciones redactado por Mario Draghi en su informe sobre el futuro de la competitividad europea.
El lenguaje cambia, y con él se mueven también los objetivos estratégicos. La nueva Comisión Europea habla ahora mucho menos ‘Verde’ y mucho más ‘Limpio’
El nuevo Pacto Industrial Limpio (Clean Industrial Deal) es el ejemplo más claro. Sin desterrar el Pacto Verde Europeo (European Green Deal), se pone el foco en una transición que no ahogue la competitividad de la industria europea; pieza central, junto con la innovación y la reducción de la burocracia, de la futura competitividad de la UE.
La consigna es que solo con industria se puede alcanzar la ansiada autonomía estratégica, y para ello hay que escucharla y cuidarla. La cartera de Vicepresidente ejecutivo para Prosperidad y Estrategia Industrial, que ocupará el francés Stéphane Séjourné, no es menor. Por primera vez habrá un comisario dedicado a la industria, y no de cualquier forma: su misión es reindustrializar y apoyar a la industria europea en todo lo que necesite para ser competitiva.
Fue la petición de Francia tras aceptar el veto de Ursula von der Leyen sobre su anterior candidato Thierry Breton, sabedores de que la industria va a ser el pilar de esta nueva legislatura en la Unión Europea, y que alrededor de la industria se van a articular muchas de las nuevas políticas europeas.
Unas políticas ‘limpias’ antes que ‘verdes’, que incluyen otra aproximación a la neutralidad climática, y donde hay espacio para revertir la desnuclearización (con Francia como la histórica gran defensora de la energía nuclear).
El sector industrial europeo recibió con entusiasmo el diagnóstico y las propuestas -en el fondo y en la forma- del informe Draghi. Aprecian ahora un Colegio de Comisarios mucho más ‘industrial friendly’ de lo que había sido en legislaturas anteriores.
Lo explica Juan Antonio Labat, director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique): «En la configuración de la propuesta del nuevo Colegio de Comisarios hay una evolución hacia la parte industrial, porque todo el mundo tiene en la cabeza que esto tiene que cambiar, no solo en el ámbito climático, sino que hay que atacar también la competitividad».
En este sentido, es significativo que una cartera como la de Clima, Cero Emisiones y Crecimiento Limpio (de nuevo, el lenguaje no es inocente, y ese crecimiento ya no es ‘verde’) recaiga ahora en el holandés Wopke Hoekstra, un pragmático obsesionado con la buena gestión financiera y muy preocupado por la competencia de China, al que el sector industrial ha recibido con muy buenos ojos.
Su cartera, que gestiona cuestiones como los derechos de emisión de CO2, era ambicionada por el danés Dan Jorgensen, propuesto como comisario de Energía y Vivienda, con una aproximación al área de Cero Emisiones muy diferente. Mientras que el holandés Hoekstra pone el foco en el lastre a la competitividad que supone para la industria europea cargar con unos derechos de emisión con los que no carga la industria china, el danés Jorgensen se ha labrado un nombre como el ministro pionero en Europa en poner una tasa a las emisiones agrícolas de CO2.
Algo profundo ha cambiado en el fondo y en la forma de este nuevo Colegio de Comisarios, con Mario Draghi marcando el camino desde la trastienda.
