Poco a poco el centro se está muriendo. Las tiendas de toda la vida desaparecen y las marcas nacionales e internacionales se limitan a abrir tiendas en centros comerciales. Lo que queda son bares y restaurantes. Aunque esenciales, estos no pueden crear la dinámica que se necesita para disfrutar de una ciudad vibrante, segura y acogedora.
Hay iniciativas para incentivar el comercio local. Son bien intencionadas pero van contra corriente. Los consumidores han aprendido a comprar on-line. Cualquier producto se puede conseguir en 24 horas a través de Amazon Prime con una devolución facilísima. Algunos consumidores usan el comercio local para probar y decidir lo que quieren comprar online. Esto empeora la situación salvo para las grandes marcas que usan sus tiendas como showroom.
La gente está dispuesta a pagar más por ese objeto inimitable e irrepetible
Es poco probable que los consumidores vayan a volver a comprar localmente, excepto si son productos artesanales o de kilómetro cero.
Por esta razón me parece importante dar a conocer un proyecto financiado por la Unión Europea. CoopArt es un proyecto destinado a la promoción de la artesanía, desarrollado hace 5 años por diferentes socios catalanes y franceses para crear una estrategia compartida de innovación y desarrollo sostenible de la artesanía en el marco del programa europeo Poctefa.
La idea es ofrecer a artistas y artesanos locales espacios comerciales a precios reducidos para utilizarlos como taller y/o punto de venta. Tienen que ser lugares céntricos donde pasean turistas y lugareños. Los artistas y artesanos generan un ambiente de cultura local y atraen a visitantes que quieren conocer o comprar su artesanía o participar en cursos y talleres de su especialidad. Cada vez hay más personas mayores y jóvenes que quieren apuntarse a actividades culturales o creativas y esto genera una fuente de ingresos adicional para los artistas y para el ayuntamiento. Además da vida a algunas calles del centro que antes estaban muertas.
En Francia hay un gran ejemplo de una política exitosa. La artesanía representa en el departamento ‘Haute de Seine’ (al Oeste de Paris) a 22.556 empresas, de las cuales 4.332 están instaladas en una planta baja comercial. Mediante CoopArt, se ha conseguido redinamizar muchas calles del casco antiguo de multitud de poblaciones.Y en el Ampurdan catalán ya hay también algunos ejemplos.
Las manualidades son un componente esencial de la diversidad comercial. Es el antídoto a la uniformidad. Ante la estandarización y el desarrollo de productos de distribución masiva y franquicias, los artesanos independientes aportan riqueza a la vez que variedad de oferta. Las artesanía, en su enorme diversidad, nos ofrece siempre un producto único, siempre hecho a mano, a veces a medida y siempre en serie limitada. Todo lo contrario a los productos estandarizados, fabricados en masa en lugares remotos e idénticos, da igual dónde los compremos.
Frente a ese patrón de consumo actual, cada vez se valoran más los productos artesanos porque no se pueden fabricar en masa, porque son auténticos, porque reflejan una cultura, un saber hacer y una tradición local muchas veces centenaria, porque no los vamos a encontrar iguales en ningún otro sitio. La gente está dispuesta a pagar más por ese objeto inimitable e irrepetible, con carácter.
Hay que aprovechar esta tendencia y dar a los artistas y artesanos la posibilidad de establecerse en lugares céntricos donde puedan darse a conocer, a la vez que dinamizan el paisaje urbano mediante el desarrollo de comercios que reflejan la expresión de esta singularidad en locales hasta ahora vacíos y cerrados.
Animo a Tarragona a contemplar una estrategia de dinamización del centro de la ciudad trabajando con artistas y artesanos porque no solo muestran la cultura y los productos locales a los visitantes, sino también enriquecen la vida de los lugareños.