La correcta carga y descarga de un buque implica una serie de actores y medidas de seguridad.
Todo empieza con el aviso de un cliente de la llegada a puerto de su buque. El práctico es el responsable de subirse a la embarcación para dirigir el amarre y los cabos que colocar, mientras que los amarradores fijan el buque. El jefe de operaciones corrobora con el metanero la cantidad a cargar y la presión empleada para ello. El gerente de turno informa a los mandos del buque sobre las comunicaciones o actuaciones en caso de emergencia. Antes de iniciar la operativa, el departamento de inspección supervisa la calidad y cantidad de la carga.
La conexión del buque con la terminal se hace vía mangueras flexibles, que se suben al buque y se izan por medio de una grúa. «En la orden de carga recibimos el nombre del buque, el tanque en el cual se almacena el producto, las toneladas a cargar y las válvulas que participarán en el proceso», explica Eva Maria Pan, operaria de planta en Vopak Terquimsa, compañía líder en el almacenamiento de graneles líquidos.
Una vez establecida la conexión, se lleva a cabo una prueba de estanqueidad de las mangueras con presión de nitrógeno, para prevenir posibles fugas durante la descarga. En la terminal se alinea el tanque de destino, que se conecta a la manguera.
Una vez recibida la aprobación, la sala control alinea todas las válvulas del circuito. Los operarios de atraque abren las válvulas no automáticas y los de planta las correspondientes en la sala de bombas. La descarga se inicia a poca presión y caudal para comprobar que el flujo del producto es continuo y las líneas de entrada están llenas. Durante el proceso, que puede durar varias horas, se realizan nuevas comprobaciones de seguridad, todo monotorizado por la sala de control.
Una vez finalizado, y posterior a su desconexión, comprobación de la cantidad cargada o limpieza de las mangueras, un inspector toma una muestra para analizar el producto químico.