Adaptación y flexibilidad en la producción para hacer frente a la crisis

10 julio 2020 10:31 | Actualizado a 10 julio 2020 10:33
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Multiplicar la capacidad de producción o cambiar las líneas de producto en una planta de la noche a la mañana no es una tarea fácil para ninguna empresa. Mucho menos si se trata de bienes de primera necesidad. Pero es una situación en la que se han visto muchas compañías en los últimos meses, especialmente durante el confinamiento.

Essity, empresa líder en soluciones de higiene y salud, cuya planta principal está ubicada en Puigpelat, ha sido protagonista involuntaria de la crisis sanitaria por la alta demanda de papel higiénico que se produjo durante las primeras semanas. La compañía de origen sueco es uno de los principales productores mundiales de derivados de pasta de papel y uno de los primeros fabricantes en España, no solo con marca propia sino para grandes cadenas de distribución.

De fabricar unos 2 millones de rollos al día, la planta tuvo que hacer frente a un aumento de la producción de entre el 40% y el 50%, es decir, casi un millón más. ¿Cómo se reajusta el engranaje de una gran planta de producción con un aumento repentino y tan acusado de la demanda?

“Contamos con un plan de contingencia, habitual en nuestras operaciones comerciales, que nos ayuda a prever medidas para maximizar la eficiencia de las líneas de manera que se pueda hacer frente a estos picos de demanda sin necesidad de contratar personal externo”, ha explicado José Ramon Iracheta, Country Manager de Essity Iberia. La compañía contaba además con la ventaja de ser una multinacional con presencia en más de 150 países, lo que les permitió ver cómo evolucionaba la situación en otros mercados antes de que se decretase el confinamiento (y la fiebre del papel higiénico) en España.

Como complemento, la compañía decidió reforzar las líneas de productos básicos, reduciendo la fabricación de otros formatos de papel higiénico más especiales o con características premium. En este tipo de situaciones de crisis, lo fundamental es hacer llegar las cantidades necesarias para el abastecimiento y los consumidores priorizan los productos básicos. Essity se centró en maximizar la eficiencia de la planta y conseguir la capacidad para producir más rollos.

Muchas empresas de bienes esenciales y alimentación tuvieron que adoptar medidas parecidas para hacer frente a la demanda de productos de primera necesidad durante el aislamiento. En cambio, sectores como el textil tuvieron que adaptar sus recursos para fabricar productos necesarios y en los que no estaban especializados, como mascarillas o batas y monos de protección. El objetivo en todos los casos era mejorar los procesos de fabricación y aumentar la productividad de la empresa, ganando en eficiencia e identificando oportunidades de ahorro y negocio.

La tecnología ha jugado también un papel fundamental. Se ha acelerado su uso, no sólo para el teletrabajo, sino implementando mejoras en las plantas para hacer un mejor seguimiento de la producción y detectar posibles problemas antes de tiempo. De este modo, el sector industrial ha intentado afrontar la situación de excepcionalidad derivada de la emergencia sanitaria y reducir el impacto económico.

Otro aspecto clave es la cadena de suministro. Ante una alta demanda de los clientes, los distribuidores también incrementan su presión sobre fabricantes y transporte. “Hemos podido comprobar la eficiencia de tener unas cadenas de suministro ágiles, flexibles y cercanas”, comenta José Ramón Iracheta de Essity, “gracias a la garantía de aprovisionamiento de las materias primas necesarias, así como la monitorización de la logística y el suministro garantizamos que en ningún momento hubiera peligro de desabastecimiento”

El capital humano es lo que ha conseguido que todo este engranaje funcionase. Las empresas han reconocido el compromiso y la dedicación de sus empleados, con su esfuerzo en los puestos presenciales y desde sus puestos de trabajo en casa. Mantener la seguridad y bienestar de los trabajadores era una de las prioridades y por eso se han implantado medidas extremas de seguridad en las fábricas. Además, es igual de importante mantener la comunicación y transparencia con la información que se proporciona desde la empresa, para mantener a la plantilla conectada y motivada.

La adaptabilidad y plasticidad frente a situaciones cambiantes es una característica del género humano que ahora ha sido de gran utilidad también en el sector industrial. La capacidad de flexibilizar y ajustar los procesos productivos ha sido la clave para el éxito y la supervivencia económica de muchas empresas en tiempos de coronavirus.

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