Titulado en Económicas por la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y doctorado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Pol Antràs es catedrático de Economía en la Universidad de Harvard. Recientemente participó como conferenciante en un taller celebrado en la Facultat d’Economia i Empresa de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Reus y organizado, entre otros, por el Grup de Recerca en Indústria i Territori y la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial.
Tres décadas después, ¿cuál es el balance de la globalización?
Yo soy de los que ven el balance del proceso de globalización como claramente favorable, pero también me gustaría matizar o calificar estas ganancias.
¿Cómo?
Es algo muy fácil de decir ahora: pese a que la globalización ha traído ganancias agregadas muy importantes para muchos países -incluyendo España, los EEUU y países en desarrollo-, también ha traído un incremento muy grande en desigualdades. Ha habido una parte significativa de población de muchos países que ha sido perjudicada por este proceso. Y eso, combinado con casos como el de los EEUU, sin políticas públicas redistributivas, ha llevado a un descontento.
"No recuerdo que en los noventa la antiglobalización hiciese énfasis en los efectos sobre los trabajadores industriales de países ricos"Y al auge del trumpismo, la xenofobia... ¿Es eso?
Ahora, con Donald Trump hay un sentimiento antiglobalizador muy candente, pero sería erróneo pensar que la globalización no era tan buena como pensaban. Lo que ha sucedido es que no venía con los efectos redistributivos que hacían falta. Eso es evidente en los EEUU, porque no tiene un sistema tan progresista como Europa o España. Aunque el caso español es distinto, porque la entrada en el euro llevó a una transformación económica muy importante, pero también a dinámicas como el crédito, la burbuja inmobiliaria, la crisis...
¿Cómo se explica que el primer movimiento antiglobalización de los noventa estuviera en la órbita más izquierdista y hoy lo lidere la extrema derecha?
En parte me metí en Economía por eso, tras leer autores como Naomi Klein y su No Logo, cuando este proceso antiglobalizador se hizo visible en la cumbre de la OMC de Seattle de 1999. Pero, en efecto, como usted indica, era un proceso antiglobalización muy diferente al de ahora. Ese movimiento decía que la globalización era un problema para los países en fase de desarrollo y se enfatizaban mucho los salarios bajos, el trabajo infantil, el poder de las multinacionales. Pero no recuerdo un énfasis en el efecto de la globalización sobre los trabajadores industriales de países ricos.
"La globalización ha traído ganancias agregadas muy importantes, pero también un incremento muy grande en desigualdades"Trabajadores que en los noventa apoyaron la globalización de Bill Clinton y que hoy votan el proteccionismo de Trump...
Sólo un apunte sobre ese proceso antiglobalizador de los noventa: había premisas que no eran válidas. Todo lo que he visto empíricamente durante los últimos quince años respecto a los efectos de la globalización sobre países en vías de desarrollo no me muestra ejemplos en los que esos países no hayan mejorado. Hasta hace tres o cuatro años ha habido una bajada de la desigualdad a nivel mundial, y la única explicación a eso es que la renta per capita de los países pobres ha crecido más que en los países ricos, y que la globalización en China ha sacado a centenares de millones de personas de la pobreza. Decir que la globalización ha provocado pobreza en los países pobres es un mensaje muy peligroso.
"En los noventa, la antiglobalización era un proceso empático, no nacionalista; ahora es antipático"Ahora estamos en 2019.
Ahora es muy diferente. Yo no oigo decir a Donald Trump que la globalización da problemas a Vietnam. En los noventa, la antiglobalización era un proceso empático, no nacionalista. Hoy la actitud es nacionalista: lo que nos importa es haber perdido dos millones de puestos de trabajo en los EEUU. Así que si el anterior proceso era empático, éste es antipático. ¿Está justificado? No sé si lo está, pero es justificable.
¿A qué se refiere?
¿Es justificable que la integración con China es parte de la bajada de los puestos de trabajo en el sector manufacturero americano? Sí. El diagnóstico es correcto. ¿Es correcta la magnitud? No tanto. El porcentaje de puestos de trabajo en el sector manufacturero americano ha bajado en los últimos 50 años y hubiese bajado igual sin globalización. Cuando las economías crecen, los sectores de servicios aumentan.
"En 50 años, el 25% de la población estará haciendo cosas que hoy no existen"La terciarización...
Hay una demanda de más ocio, la productividad en los servicios es más baja, nuestra renta va aumentando... hay factores que no tienen que ver con la globalización y que hubiesen tenido el mismo efecto sin ella. Está la automatización, que ha tenido un papel en esa bajada del sector manufacturero. La globalización ha tenido incidencia, pero se ha sobredimensionado, porque es más fácil dar la culpa a un extranjero que a una máquina. ¿Cómo se frena la robotización? Querer frenar el proceso no es la respuesta. Hay que distinguir el largo plazo del corto. El de largo plazo no es frenable. En 50 años, el 25% de la población estará haciendo cosas que hoy no existen.
¿Bastarán esos nuevos trabajos para suplir a los viejos?
Yo no veo una razón obvia de que esta vez sea diferente a otras ocasiones en la historia. Estamos hablando de tecnologías que son muy disruptivas. Como el tractor, que también fue muy disruptivo. Han existido tecnologías disruptivas antes, varias veces. Ésta es intensa, desde luego, pero el resultado de todo este proceso es que vivimos en un mundo mucho más rico de lo que era hace cien años.
"Vivimos en un mundo mucho más rico de lo que era hace cien años"¿Tras las deslocalizaciones, llegan las relocalizaciones?
No creo que nadie piense que las relocalizaciones que ha habido no tengan sentido. Ni significa que se equivocasen deslocalizando, ni quiere decir que se equivoquen ahora relocalizando. Simplemente, si miras los salarios de hace 20 años en China y ves los de ahora, puedes entenderlo. China generaba un éxodo campo-ciudad. Ya no. La relocalización no es sorprendente. También la automatización contribuye a esto. Y, pese a que no es sorprendente, no hay evidencia de que sea un fenómeno. Es más bien una ralentización del proceso de deslocalización que un proceso de relocalización. Aquí lo que es fundamental es que, después de China, no hay nada.
"Después de China, no hay nada"¿Qué tal África?
Le diría que ojalá, pero no hay tanta gente en África como para crecer a las tasas que ha dado China en los últimos 20 años. ¿Después de China? No lo sé. Quizás otros planetas.