«No hemos encontrado muchos objetos personales, porque cuando los soldados pasaban por el hospital se solían desprender de todo para hacer las intervenciones», explica Sergi González, el director de la excavación de la partida de Pernafeites en Miravet. Aun así, los hallazgos albergan algún pequeño tesoro por parte de aquellos efectivos que habían resultado heridos, asistidos en el hospital y que acabaron falleciendo para ser enterrados luego. Se trataba de un hospital de división, cercano al lugar donde se ha encontrado la fosa, al que iban no sólo individuos con heridas leves sino otros más graves que necesitaban incluso operaciones quirúrgicas.
Entre botones de camisas, pantalones, cinturones, plumillas de lápiz, peines o cucharas destaca un objeto hallado entre las pertenencias que los soldados se acabaron llevando a la tumba: un anillo con una estrella roja con la hoz y el martillo y la inscripción de la letra A, junto a algunas otras letras que no se han podido identificar de momento. En todo caso, símbolos inequívocamente comunistas. El desafío ahora es seguir el rastro de ese objeto que ha estado enterrado durante 80 años. Se cree que pertenece a algún comisario político de las divisiones que combatieron en el lugar. «Ahora tocar hacer una búsqueda documental para conocer los nombres de los comisarios de las divisiones que estuvieron aquí y a partir de ahí tirar del hilo. También serán importantes los estudios genéticos que se puedan hacer para poder saber a quién pertenecía», cuenta González mientras muestra el objeto.
Los restos del yacimiento ebrense muestran, en parte, cómo transcurría la vida en el frente. Los arqueólogos han podido encontrar incluso restos del bolsillo de un pantalón que se ha conservado a pesar del paso de los años enterrado en la fosa. En la imagen se puede observar un mechero, un librillo con papel de fumar y una mecha para encender el pitillo, todo ello envuelto en la tela del pantalón. El tabaco formaba parte, casi como un entretenimiento para pasar las horas, del durísimo día a día de los soldados durante la batalla. Era habitual ver a los combatientes de la guerra con material de este tipo.
En la imagen se aprecia una pulsera que llevaba uno de los soldados en su muñeca izquierda. Los objetos personales se mezclan con material sanitario empleado en las curas en el hospital y que acabó en las tumbas. Las fosas también conservaban un tuvo de drenaje colocado en un fémur izquierdo, así como una férula de Kramer, un sistema clásico para entablillar y mantener inmovilizado un miembro enyesado, además de torniquetes. Las fracturas de extremidades eran comunes. En una fosa se puede ver a un soldado con un cinturón y una cuchara enganchada a él.