Jordi desapareció en la madrugada del 2 de abril en su localidad, Móra la Nova. La última imagen de él correspondía a un hombre con barba de tres días, pelo corto y canoso, que vestía tejanos, una camiseta gris y zapatillas deportivas blancas.
La ausencia de este hombre de 41 años (habría cumplido 42 en verano) motivó una serie de mensajes en redes sociales con el objetivo de localizar su paradero. La denuncia de desaparición activó la búsqueda, que se prolongó durante varios días sin novedades.
El pasado Jueves Santo, 17 de abril, un agente de los Mossos d’Esquadra fuera de servicio observó algo anómalo en el río Ebre, a su paso por Miravet, unos kilómetros aguas abajo de Móra la Nova. No fue el único en percatarse: varias personas notaron que algo flotaba en el cauce, y se sospechó que podría tratarse del cadáver de una persona.

El agente dio aviso a sus compañeros, quienes activaron la unidad subacuática de los Mossos, la embarcación La Thalassa (lancha semirrígida de la Policía Autonómica) y un helicóptero.
Los agentes lograron localizar el cuerpo y rescatarlo del agua. Una vez en tierra, el cadáver fue trasladado a un centro de patología forense para practicarle la autopsia y confirmar su identificación.
Las pruebas visuales apuntaban a que se trataba del vecino desaparecido de Móra la Nova, lo que fue confirmado posteriormente por los análisis forenses. La autopsia no reveló indicios de muerte violenta.
Esta sería la cuarta víctima por ahogamiento registrada en la provincia de Tarragona en lo que va de 2025, y la segunda localizada en el río Ebre. La primera víctima fue un joven entre Miami Platja y L’Hospitalet de l’Infant, la segunda una mujer en el río Ebre y la tercera, esta semana, un hombre, en Salou.