L’Ametlla de Mar es una de esas localidades que, una vez descubiertas, dejan una huella imborrable en la memoria de quienes la visitan. Situada a escasos 30 minutos de Tarragona, esta encantadora villa marinera esconde entre sus callejones y costas un paraíso que seduce a quienes buscan desconectar de la rutina. Sin embargo, a veces el camino hacia el paraíso puede traer alguna que otra sorpresa, como le ocurrió recientemente a una familia que decidió pasar sus vacaciones aquí.
La odisea de unas vacaciones con vistas
Recientemente, una familia que eligió L’Ametlla de Mar como destino para sus vacaciones compartió en redes sociales una divertida anécdota sobre su experiencia. Aunque el apartamento donde se hospedaron ofrecía unas vistas espectaculares y resultaba “muy bonito”, el acceso no fue precisamente sencillo. Según relató la madre de la familia en TikTok, la cantidad de escaleras para llegar al alojamiento convirtió la llegada en una pequeña odisea. En tono humorístico, comentó: “Quien quiera venir a robar, se lo pensará dos veces”, haciendo alusión al esfuerzo físico necesario para alcanzar el lugar.
Las reacciones en la plataforma no tardaron en llegar. Muchos usuarios no solo se solidarizaron con la situación, sino que también celebraron la belleza del entorno. “Qué vistas más impresionantes”, señaló un usuario. Otro comentó: “Veraneo en este pueblo desde que nací, el pescado fresco y sus calas son increíbles”. Estas respuestas evidencian el cariño que tantos viajeros sienten por este rincón costero.
Un rincón idílico para desconectar
A pesar del esfuerzo físico, la familia pudo disfrutar de unas vacaciones inolvidables, como muchos de los que visitan L’Ametlla de Mar, un destino que ofrece mucho más que simplemente sol y playa. Con más de 20 kilómetros de costa y 30 enclaves entre playas y calas, esta zona de la Costa Dorada es perfecta tanto para los amantes de la naturaleza como para quienes buscan un lugar donde relajarse.
Entre sus playas más emblemáticas se encuentra la playa del Fangar, conocida por su amplitud y su arena dorada. Sin embargo, son sus calas más íntimas, como Pixavaques o Calafató, las que realmente roban el corazón de los visitantes. Estos espacios, rodeados de naturaleza salvaje, ofrecen un refugio perfecto para quienes desean escapar de la multitud y disfrutar de la tranquilidad del Mediterráneo.
Lo que hace que L’Ametlla de Mar sea tan especial es su diversidad: hay playas para todos los gustos, desde aquellas que permiten la entrada a mascotas, hasta espacios nudistas o rincones más aislados rodeados de acantilados y vegetación exuberante. Esta combinación de escenarios hace de L’Ametlla un destino inmejorable para todos aquellos que buscan una conexión más íntima con la naturaleza.