En el Nàstic nadie recuerda un debut tan brillante como el de Marc Álvarez. Lógico, nunca antes un canterano había acabado el día de su estreno con un gol y una asistencia, que pudieron ser dos. Pura historia grana.
A sus 21 años ha conseguido romper la hoja de ruta del famoso proceso de los futbolistas jóvenes. Este año tocaba entrenar con el primer equipo. Mucho. Como hizo Montalvo el curso pasado. Con suerte debutar un día cualquiera con unos minutos para apenas desprecintar la camiseta del primer equipo. Pero hay veces que incluso Agné se salta las fases marcadas. Si hay necesidad y hay merecimiento, él mismo abre la puerta a los canteranos. No hace falta ni que la echen abajo.
En pretemporada, Marc Álvarez vio una oportunidad para demostrar que puede aportar algo más que un ‘sparring’ en los entrenamientos. Mientras las lesiones iban dejando espacios en la delantera, el torrense apretaba para ocuparlos. Dicen, los que han seguido de cerca la evolución de Marc Álvarez, no muchos, aunque ahora se prodiguen los que se pongan medallas, que siempre ha tenido que picar mucha piedra. Le viene de casa. El trabajo es innegociable, le insisten sus progenitores. Así que en estas semanas de preparación el esfuerzo le salió natural. Luego contaba con una ventaja. Sabe perfectamente qué pide Agné. Es lo mismo que durante años y años le ha enseñado Dani Vidal en la cantera. El segundo entrenador del Nàstic le educó en los espacios. Cómo buscarlos y cómo convencer de que sus virtudes en la intensidad y el talento pueden convertirle en un profesional.
Fue Vidal quien le rescató del Cadete C al que el joven delantero llegó procedente de la UD Torredembarra. En realidad, su futuro apuntaba al Calafell, pero Dani García Rizos, entrenador torrense, le recomendó el Nàstic. Intuía que era allí donde debía ir el chico.
José Lus Deus y Jordi Rojas, entrenador de ese Cadete C en el que los jugadores pagaban por vestir la camiseta del Nàstic, convencieron a Vidal de probarle para el Juvenil B. En dos entrenamientos de pretemporada, Álvarez ya tenía su sitio en División Nacional y el CF Reus, que había mostrado interés en el delantero, se quedó sin el futbolista.
Ese salto le convirtió en un modelo para la cantera. Un ejemplo al que se puede aferrar cualquier futbolista que vista el escudo del Nàstic en categorías inferiores. Aunque sea en el H de su categoría compitiendo en las divisiones más bajas de la edad. Marc Álvarez ha demostrado que nunca hay que arrojar la toalla.
Dani Vidal le pulió en su etapa de Juvenil. Enseñándole los valores de la cantera grana. A cuidarse. A no desviarse. A saber que para evolucionar hay que sacrificarse. Marc Álvarez, con la atenta supervisión de sus padres, lo entendió. Aunque tuvo que pagar su aprendizaje con tres partidos en la grada. Una enseñanza inolvidable para el que quiera llegar a lo más alto.
En las últimas horas, Marc Álvarez, como el resto de su familia, no han parado de recibir felicitaciones. Llamadas que no han despegado al jugador del suelo. Lo dijo nada más acabar el partido: «Tengo claro que soy jugador de la Pobla», aunque su proceso natural hace muy difícil que regrese al filial. Con la misma humildad que le ha llevado hasta debutar con el primer equipo. El mismo chico familiar que siente devoción por su hermana Paula. Para ella fue esa histórica camiseta del mejor debut de un canterano del Nàstic.