Una primera parte para ilusionarse y una segunda para olvidar. Eso dejó el Nàstic en un primer amistoso de verano en el que zarandeó al Zaragoza durante los primeros 45 minutos y fue zarandeado durante la segunda mitad. Como nota positiva fue la actuación de Álex López, Lupu y Marc Álvarez que dejaron goles y constancia de que Agné cuenta con tres nuevas armas en ataque esta temporada si lo desea. Lo peor fue la segunda parte y la lesión de Pablo Fernández que había entrado en el descanso y se marchó a 10 minutos del final con visibles gestos de dolor.
Agné apostó por un once extraño repleto de novedades. Lógico totalmente puesto que estamos en una época de probaturas y más siendo el primer partido de pretemporada. En la alineación inicial se colaron dos nuevos fichajes como Josema y Andy Escudero y un hombre a prueba como era Álex López. También jugó Albarrán que está buscando una salida desde el día uno de pretemporada y dos canteranos como son Marc Álvarez y Marc Montalvo. El resto sin sorpresas, salvo el regreso de Lupu al Nou Estadi. El ídolo efímero que vuelve para quedarse tras salirse con el Numancia.
Lo cierto es que la primera parte del Nàstic fue un golpe en la mesa. Hubo actos reivindicativos individuales de alto calibre. Jugadores que demostraron estar ya muy en forma y con ganas de petar el petardo desde el primer día. El Zaragoza asisitió a unos primeros 45 minutos muy bonitos y sobre todo esperanzadores, aunque la pretemporada siempre se debe coger con pinzas.
Solo tardó tres minutos Álex López en poner la primera letra de la firma en su contrato. El delantero de Calafell cazó un centro de Marc Álvarez, ya hablaremos más delante de él, en el primer palo y puso el cuero en el segundo. Gol de ariete puro.
De ese perfil de ‘9’ que busca el Nàstic con él si está en un buen estado de forma que de momento parece acreditar. Lo mejor de la jugada fue que llegó tras un ejercicio de asociación y paciencia. Una declaración de intenciones en toda regla.
Tras el prematuro gol, el Nàstic comenzó a mostrar las cartas de su nueva idea. Agné quiere más pelota. Le han dado mimbres para ello y el equipo comienza a interiorizar ya lo que su técnico le pide. Sale desde atrás jugando, no quiere abusar de la verticalidad y eso le ha dado otro aire. En defensa sigue siendo un conjunto ordenado, aplicado y que se siente cómodo en el bloque bajo. Defienden con intensidad y memoria y eso se nota. Del portero al delantero. Un acordeón.
Algo sigue igual en el Nàstic y es que su portero sigue siendo decisivo. Manu renovó con el cartel de ser uno de los mejores porteros de la categoría y volvió a dar fe de ello. Primero le sacó un tiró potente a Francho y luego completó una doble parada espectacular a Iván y Mollejo. Luego le ayudó el palo en un disparo cruzado de Iván.
El Nàstic se guardó la traca final. Fueron dos golpes firmes. Se empieza a agradecer que el conjunto grana desde un primer momento no necesite mucho para marcar.
El año pasado fue una de las grandes lagunas. Por si fuera poco el que apareció fue Andrei Lupu. Menudo centro le metió Carlos Albarrán. Pocos laterales ofensivos como él en la categoría. Lo volvió a demostrar. El rumano aprovechó el caramelo en el segundo palo y remató a bocajarro.
Marc Álvarez tomó el testigo y proclamó la rebeldía antes del descanso. El extremo de Torredembarra se la jugó en pleno vuelo con Nil doblándole. Tiró de personalidad y talento y lanzó un disparo con el empeine al palo largo. Lo coló por la escuadra. Sus compañeros de la Pobla el año pasado se llevaban las manos en las gradas del Nou Estadi. No era para menos, menudo golazo. Así se ganan las oportunidades con el primer equipo. Trabajo atrás y talento adelante. Sensacional.
Si la primera parte fue para tomarla como ejemplo, la segunda lo fue también pero en el sentido negativo de la expresión. El Nàstic se desdibujó con unos cambios que no le sentaron nada bien. El equipo perdió idea, empaque y se volvió frágil. El Zaragoza tiró de talento y aprovechó el panorama. Metió tres goles en 18 minutos.
El primer tanto llegó tras una perdida tonta de Josema en la salida que Iván facturó. No había dado tiempo para encajar el primer cuando llegó el segundo, Tirlea se quedó parado y no leyó el desmarque de Iván que controló y cuando se escoraba para disparar fue arrollado por Josema que cometió el penalti. Vada aprovechó el regalo y no falló desde el punto de penal. El tercero llegó en un centro al segundo palo que Puche cabeceó superando a Parra. El mal comienzo de la segunda parte se había consumado.
Si el partido acabó en empate fue gracias a Dani Parra que estuvo sensacional. El canterano paró mucho y bien pese a encajar tres goles. Fue una actuación que le consolida como segundo portero. Esa era la idea y ayer quedó contada. Nivelazo el del Riudoms. Que metió tres manos salvadoras a una falta directa, un cabezazo y un mano a mano. En la tanda paró dos y le dio la victoria a los granas. El Trofeu Ciutat de Tarragona se quedó en casa.