Robert Simón ha vivido la cara más oscura del fútbol con unas constantes lesiones que le han provocado dejar de ser una pieza clave a lo largo de la temporada. Pasó de ser un intocable a no disfrutar del fútbol. Por suerte, el de Badalona ha recuperado la confianza en las últimas semanas gracias a un Dani Vidal que le ha dado la titularidad desde su llegada. Simón no ha defraudado y ha aprovechado la oportunidad. En el Diari analiza su temporada y se abre en canal para reconocer como ha vivido uno de sus años más duros como profesional.
Menuda victoria sufrida la del otro día ante el Calahorra.
Muy sufrida. El equipo estuvo bien en la primera parte y nos fuimos con 2-0 al descanso. Ellos tuvieron alguna ocasión, pero controlamos el partido y en dos arreones metimos dos goles y nos fuimos con buenas sensaciones. En la segunda parte nos contagiamos del juego de ellos que no tenían nada a perder y dejaron gente descolgada arriba y eso nos trastocó. En ocho minutos nos empataron el partido y se puso cuesta arriba. Al final equipo reaccionó, tuvo ocasiones y provocó el penalti y conseguimos una victoria importante para poder salir de la zona de abajo y respirar un poco.
Es un partido de doble lectura: se sufrió más de lo debido, pero se sacó una personalidad que hace semanas no estaba.
Somos conscientes y una señal muy buena es que cuando acabó el partido y el lunes en el entreno el equipo estaba jodido. Eso es un síntoma de que somos competitivos, que queremos más y que no nos quedamos solo con los tres puntos. Lo bueno es que conseguimos cambiar la moneda, antes salía cruz y el otro día salió cara, y eso en el fútbol es muy importante.
Ha pasado del todo a la nada. Ahora con Dani Vidal ha encadenado tres partidos seguidos como titular. ¿Lo necesitaba?
A nivel personal lo que quiero es agradecer a Dani la confianza en mí. No es fácil apostar por un jugador que lleva desde diciembre sin competir en su primer partido como entrenador que sé que era su sueño. Eso ha demostrado la confianza que tiene en mí y en estos tres partidos estoy sintiendo la confianza que no tenía antes y ahora he vuelto a recuperar. Estoy volviendo a disfrutar del fútbol en una temporada muy complicada tanto en lo futbolístico como en lo personal.
Hagamos un poco de orden cronológico desde la pretemporada. En verano se queda sin su alma gemela en el vestuario como es Albarrán. ¿Cómo lo vive?
Me afectó porque tenemos una relación de hermanos y siempre es jodido que se vaya. A nivel emocional me afectó.
Luego comenzó el capítulo de lesiones. Cuénteme el via crucis que ha vivido todos estos meses.
En pretemporada ya tuve las primeras molestias que no me dejaron arrancar y yo por mi forma de jugar necesito estar bien a tono. Por suerte llegó al primer partido de liga más o menos bien y meto gol contra el Logroñés, pero ya esa semana tengo otro percance que es que me rompo un dedo de la mano, otra piedra más en el camino. Creíamos que me podía haber operado en Navidad, pero los médicos vieron que me tenía que operar ya y tuve otro parón. Luego vuelvo y juego contra el Amorebieta y el Eldense, pero me noto que no estoy bien físicamente porque la pretemporada no la he hecho correctamente y a raíz de eso ya empiezan unas molestias en el aductor que me dejan entrenar y jugar, pero no al cien por cien. El día del Barça B me da el aviso definitivo y se me produce la pubalgia que he arrastrado durante los últimos meses.
El año pasado lo jugó todo y este año apenas se ha sentido titular. ¿Cómo se gestiona eso a nivel mental?
He vivido la cara más oscura del fútbol con el tema de las lesiones, pero al final soy consciente de que no podía tener minutos porque no estaba bien. Me costó asimilarlo y he de decir y no me escondo que el trabajo con un psicólogo fuera de aquí me está ayudando mucho porque yo creo que lo que tenía era un problema mental. Estos tres últimos partidos he podido volver a tener esa confianza gracias a su ayuda.
A veces es peor lo mental que lo físico. Durante muchos partidos no se veía a aquel Robert Simón que enamoró el Nou Estadi. ¿No cree?
Soy el primero que sabe que por diferentes motivos no estaba al nivel de la temporada pasada. Fue duro admitirlo, me ha costado mucho trabajo, pero he puesto mucho empeño y ahora se están viendo los resultados y creo que para el final de temporada se va a ver al Robert que todo el mundo conoce.
Un Robert aquel que dirigía Raül Agné. Ya no está como entrenador. ¿Cómo vivo a nivel personal su salida?
Fue dura porque conmigo se portó bien y me dio mucha confianza. Al final creas una relación de trabajo, pero en el fútbol sabemos que mandan los resultados y eso funciona así.
Luego llega Iñaki Alonso y apenas cuenta con minutos.
He de decir que con Iñaki todavía no estaba al 100% y por eso no le puedo exigir que me diese minutos porque yo soy el primero que sabía que no estaba bien. Llegó con toda la energía y la buena fe, pero a veces en el fútbol por diferentes motivos las cosas no salen. Se portó muy bien con todos, pero la cosa no salió y da pena porque da pena que una persona se quede sin trabajo.
Acusaron al vestuario de hacerle la cama. ¿Qué opina?
Ni yo ni ninguno de mis compañeros seríamos capaces de hacerle la cama a nadie porque somos muy profesionales. Los jugadores no somos nadie y no tenemos ese poder que sí que se tiene por ejemplo en Primera División.
Con ese experimento fallido llega Dani Vidal. ¿Era lo más coherente?
Al final con Dani yo llevo dos años y sabe lo que puedo hacer y lo que no puedo hacer. Necesitábamos simplificar el mensaje y alguien de la casa que conociese el club. Ha sido la decisión adecuada porque vino con una energía tremenda que era lo que necesitaba el equipo. También nos ha dado un plus la ayuda de Manolo Martínez que nos motiva como mito y hacen un dúo perfecto para el equipo.
Hablaba de simplificar el mensaje y eso le benéfica porque su fútbol es simple, en el buen sentido de la palabra.
Sabe de lo que soy capaz. Yo ahora también tengo una madurez que sé cuáles son mis puntos fuertes y puntos débiles. Siempre he sido un jugador capaz de explotar mis virtudes y eso es lo que me ha permitido llegar a un equipo como el Nàstic.
Hábleme del último metro del campo. Es corto, pero usted lo hace inmenso. Siempre saca hueco para el centro. ¿Es innato o lo ha practicado mucho?
Es una cosa un poco innata y que también he ido aprendiendo. Siempre he tenido ese centro en carrera muy bueno y con los años lo he ido perfeccionando. Siempre me he fijado mucho en Jesús Navas que es un jugador que me encanta y que es un especialista en eso. Es mi referente.
Navas es como usted, un extremo natural. Cada vez quedan menos. ¿Qué opina de que se apueste por los bandas a pierna cambiada o se os reconvierta a laterales?
Se está perdiendo el extremo a pierna natural porque muchos entrenadores prefieren que sean los laterales los que lleguen desde atrás y centren o el sistema del 3-5-2 también se está poniendo muy de moda. Al final yo creo que también es la evolución del fútbol porque ahora se juega mucho juego de posición, pero yo soy un firme defensor del extremo a pie natural porque todos los goles son de centro lateral o de transición. Siempre hay que tener un buen centrador en el equipo porque los rivales se defienden muy bien y una forma de sorprenderlos es mediante un centro.
¿Quiere quedarse en Tarragona?
Sí. Siempre lo he dicho que aquí, aparte de en Badalona que es el club de mi vida, nunca me había sentido así de bien y también me gustaría seguir porque tengo la espina clavada de esta temporada en la que sobre todo en la primera vuelta no he podido ser yo al 100% y me quiero quitar esa espinita y hacer un gran final de temporada para ganarme la renovación en el campo.
Por último, ¿salvación o play-off?
Desde que ha llegado Dani él nos dijo que no había que ponerse ninguna meta e ir partido a partido. Al final estamos haciendo eso y no debemos pensar más allá del partido de esta semana. Ahora vamos a Castellón y tenemos que ir a ganar en un partido bonito. Al final de año la clasificación nos marcará donde estamos.