Enrique Martín tiene acostumbrada a la afición del Nàstic a decisiones desconcertantes cada semana. Algunas de ellas auténticos sinsentidos (e innecesarios) que le han generado reprimendas por parte de miembros del Consejo de Administración. Aunque al navarro le ha preocupado más bien poco.
El reproche no ha conseguido hacer cambiar a un entrenador con muchos años de banquillo en el fútbol profesional y que domina el escenario tanto dentro como fuera del campo. Sus excentricidades se han mantenido como una constante. Su firma personal y la que le ha llevado a perder credibilidad ante la directiva, la afición y la plantilla.
Dicen que son tácticas para mantener a todos los futbolistas metidos, aunque ha acabado por generar una incertidumbre excesiva. Los futbolistas ya no saben qué deben hacer para jugar o no perder el puesto. Cualquier motivo, por inocuo que sea puede ser suficiente para dejarte relegado en el banquillo.
La última ‘Martinada’ fue el retorno de Isaac Becerra a la portería, dejando a Bernabé Barragán en el banquillo. Un relevo sin argumentos futbolísticos.
No se trata de poner en duda los servicios del arquero catalán. En absoluto. Sus actuaciones, generalmente, han estado a la altura de su prestigio como guardameta. Pocos de los 22 goles en contra que ha recibido Becerra se pueden imputar a una mala acción defensiva. Ha sufrido en el juego aéreo pero su calidad ha quedado contrastada.
Ni qué decir sobre su profesionalidad e implicación con el equipo. Sus gritos de ánimo y de corrección a sus compañeros son perfectamente audibles en el estadio. Nunca para. Tampoco en el banquillo. Siempre es el primero en saltar al verde para reclamar alguna decisión arbitral, para celebrar un tanto o para espolear al equipo.
Su carrera para abrazarse con Bernabé tras confirmarse el primer (y único) triunfo grana fuera de casa, en Extremadura, figura en la película de la temporada como uno de los momentos más sinceros.
Además, si fue elegido como uno de los capitanes tras la salida de Manu Barreiro y David Rocha es porque el vestuario considera que tiene un peso importante en el equipo. Juegue o no. El tema es ejecutar un cambio de esta magnitud en una posición tan singular como es la portería. Y en el momento en que lo hace.
El meta de Los Palacios (Sevilla) había ofrecido un rendimiento muy alto en las 17 partidos consecutivos que había sido titular. Si bien, el equipo no había logrado los resultados esperados, la mala racha no era, ni mucho menos, achacable al arquero andaluz que aún ha salvado al equipo de peores resultados con sus intervenciones.
Sustituir al sevillano, en el Nou Estadi, es difícil de entender futbolísticamente. Con hechos consumados no se explica. Aunque quizás exista otra razón oculta que se desconozca. Motivos contractuales o especulaciones de cara al mercado inminente. Bernabé ya ha dicho que no le importaría quedarse en el Nàstic en Segunda B.
Otra cosa es si le llegan ofertas atractivas del fútbol profesional, como todo parece indicar. Tiene contrato hasta 2020, sin clausula de escape con el descenso, por lo que tiene muchos números de continuar en Tarragona y convertirse en una pieza angular del próximo proyecto.
Enrique Martín sorteó la pregunta en la rueda de prensa posterior al choque ante los asturianos.
El preparador granate volvió a recurrir a la calidad de ambos porteros para afirmar que «los dos porteros son de garantia». Una constante que ha repetido cada vez que se le ha cuestionado acerca del inquilino de la portería.
Evolución de la portería
El fichaje de Isaac Becerra, cuando Dimitrievski todavía formaba parte del plantel grana, fue una declaración de intenciones. El club se reforzaba a expensas de la marcha del macedionio con un guardameta que había sido Zamora de Segunda en la temporada 2015-16 con el Girona. Una competencia contrastada para Bernabé Barragán.
El sevillano, que esperaba convertirse en el ‘1’ del Nàstic, se enfundó los guantes y trabajó con ahínco para ganarse el puesto. Convenció a Gordillo, que escuchó las palabras del entrenador de porteros, Manuel Oliva ‘Oli’, para darle la titularidad al inicio de curso. Duró cuatro partidos antes de que Becerra le ganara el pulso después del 4-0 en Las Palmas.
Una docena de encuentros estuvo el badalonense en el arco del Nàstic con dos triunfos: Osasuna (1-0) y Oviedo (2-1). La derrota ante el Numancia (3-0) acarreó el tercer cambio en la portería. Volvió Bernabé que se mantuvo 17 encuentros, entre los que figuran las cuatro victorias: en Extremadura (0-1), Córdoba (1-0), Albacete (1-0) y Numancia (2-0).
Quedan siete jornadas. Siete encuentros a repartir entre Bernabé y Becerra. Un decisión difícil ya de por sí y que Enrique Martín todavía la hace más complicada.