Seis temporadas en el Barça femenino dan para mucho. Rafel Navarro (Gandesa, 1986) ha conquistado todos los títulos como segundo técnico, pero no ha perdido el hambre. En su cabeza siempre hay una vuelta de tuerca más para mejorar a un equipo que ya es leyenda.
¿Cómo se vive en el Barça?
Se vive muy intensamente. Es un lugar donde puedes disfrutar de todos los recursos posibles para trabajar, tienes todas las facilidades para entrenar y es un aspecto que la gente que venimos de categorías inferiores valoramos mucho. Me siento un privilegiado con todas estas garantías.
Todo esto también conlleva más exigencia. En el Barça hay que ganar cada domingo sin excusas. ¿Cómo gestiona esa presión?
La exigencia es máxima, tenemos la obligación de ganar, estamos obligados a ganar casi todas las competiciones y llegar lo más lejos posible en la Champions. Esto genera presión, evidentemente no tengo la presión que hay sobre la figura del primer entrenador, pero la experiencia de los años te lleva a gestionar el día a día con calma, con equilibrio. Es cierto que se producen algunas situaciones de estrés, pero a nivel personal lo llevo bien.
Su nombre llegó a sonar para asumir el reto de primer entrenador una vez Jonatan Giráldez anunció su marcha el pasado curso. Más allá de los rumores, ¿se siente valorado en el club?
Totalmente, por el club y por la gente que trabaja en él. Si renové es porque creo que todavía puedo aportar cosas desde mi posición en el staff. Estoy muy a gusto en el Barça y también con el plantel de jugadoras que tenemos, que es extraordinario. Cuando tu nombre aparece para distintas opciones quiere decir que valoran tu trabajo. Siempre lo he sentido así.
Lo que pasa es que usted huye del foco, como que no le gusta llamar excesivamente la atención.
He aprendido que saber estar en tu lugar es una virtud, creo que mi posición en el cuerpo técnico merece la discreción. Se trata de saber en cada momento el lugar que ocupas y el rol que debes asumir. Es el papel que he tenido que adoptar desde llegué al Barça y creo que ha funcionado porque llevo muchas temporadas aquí con distintos técnicos.
Habla de roles. Ha diseñado la estrategia de la primera plantilla en los últimos años. ¿Qué trabajo hay más detrás?
Ayudo al primer entrenador, Pere Romeu, en todo lo relacionado con el entrenamiento y con el plan de partido. A medida que han pasado los años, mi trabajo con respecto a la gestión de grupo también ha evolucionado. Esta temporada, además, me he involucrado con las labores de la secretaría técnica en relación a temas de scouting. Conservo ese papel que comentabas en la estrategia ofensiva y defensiva del equipo.
Cumple su sexta temporada y ha conquistado todos los títulos posibles. ¿Cómo conserva el hambre?
El equipo te lleva, es fácil. Son unas competidoras inmensas, unas jugadoras con una mentalidad inmejorable. De lo contrario, yo creo que en la segunda o tercera temporada esta dinámica ganadora ya habría desaparecido. Salimos a cada partido a marcar el máximo de número de goles posibles, este equipo no negocia el hambre. Por otro lado, en lo personal, creo que siempre aparecen nuevos retos, nuevas ilusiones. Por ejemplo, el año pasado, el hecho de poder jugar esa final de la Champions en Bilbao ya nos motivaba muchísimo.
La derrota ante el City a principio de este curso generó alguna sospecha. Cuando ganas tanto no debe ser fácil gestionar la derrota.
Se magnifica mucho más. De hecho se habla hasta de los resultados parciales, como ante el Espanyol, que perdíamos 1-0 al descanso y ganamos 7-1 al final. Pasa en muy pocos equipos del mundo. Cuando ganas tanto adquieres esa jerarquía. Cuando llega una derrota creo que hay que relativizarla en su justa medida y no solo analizarla a través del resultado y sí más a nivel global.
¿Preocupa el nivel general de la liga española?
Sinceramente yo no creo que el nivel de la liga española sea tan bajo como se dice. Por ejemplo, me planteo muchas veces si el nivel de la liga francesa es superior al de la española. En los últimos años, cada vez que un equipo de aquí se ha enfrentado a un inglés ha ganado el aquí. Nos ha pasado a nosotras, al Atlético o al Real Madrid. Yo no sé si hay tantas diferencias como se dice. Otro tema es todo lo relacionado con estadios y organización. Ahí sí hay trabajo por hacer.
Desde dentro, ¿son conscientes de que el Barça femenino abandera una revolución social?
Especialmente somos conscientes la gente que llevamos más años aquí. Valoramos mucho ese cambio, porque antes no venía tanta gente a vernos ni se podía llegar a las finales. Las nuevas generaciones lo tienen más interiorizado. Este equipo significa mucho, sobre todo para las niñas y niños que han encontrado nuevas referentes. Si pudimos disfrutar de algo tan histórico como la final de San Mamés es porque algunas generaciones anteriores lucharon por ello.
¿Qué recuerda de Bilbao?
Me marcó mucho la llegada al estadio, con todos los aficionados y aficionadas esperándonos. Luego, claro, el pitido final y lo que supuso esa victoria para el equipo.
Conserva residencia en Gandesa. ¿Está muy arraigado a su tierra?.
Es una decisión muy familiar. Mi mujer y mis hijos tienen sus hábitos creados allí y una calidad de vida muy buena y siempre he querido respetarles mucho en este sentido. Un trabajo como éste te quita tiempo en familia, por eso cuando llegamos a alguna final intento disfrutarla con ellos, porque en el día a día no les puedo dedicar el tiempo que merecen. Cuando estamos juntos intento aprovecharlo al máximo.