Qatar 2022 siempre será un Mundial especial y ni siquiera se ha comenzado a jugar. Arranca este domingo 20 de noviembre y lo hace tras un largo camino de polémicas sociales y humanitarias que provocan que esté en entredicho.
A nivel deportivo tiene la gran novedad de que se juega en plena temporada de clubes. Siempre se ha jugado con el curso acabado y esto este año será excepción. Esto ha provocado que los jugadores hayan comenzado la temporada con sus clubes con un ojo puesto en la cita mundialista. Han apretado para convencer a sus selecciones de que merecen una oportunidad, pero también han jugado con ese miedo a lesionarse que les podía dejar sin el mayor sueño que tiene todo futbolista.
El hecho de jugar en plena temporada provoca que vaya a ser el Mundial con un mayor nivel físico nunca visto. Los jugadores llegan en pleno estado de forma y sin las piernas tan cargadas, por lo que se esperan partidos de pleno ritmo.
No obstante, un hecho que le marca es que es un Mundial que se organiza en Qatar tras haber ganado en un juego de chantajes que le hizo ser la candidatura ganadora, tal y como ha destapado el FIFAgate. Qatar 2022 habría sido el país elegido mediante sobornos a medios de comunicación y personal del comité ejecutivo de la FIFA. Qatar había pagado hasta 3,6 millones a 30 miembros de la FIFA.
Más allá de lo deportivo y la supuesta corrupción que le envuelve, Qatar 2022 es un Mundial marcado por lo humanitario. Hay que tener en cuenta que cerca de dos millones de personas provenientes de países como India, Bangladesh, Nepal, Kenia o Filipinas han sido las encargadas de construir y proveer de servicios a las faraónicas infraestructuras de este mundial de fútbol.
Sin embargo, detrás de esto, hay decenas de miles de casos de abusos laborales, condiciones infrahumanas de trabajo y una cifra escandalosa de fallecidos que varias oenegés denuncian, pero que las autoridades qataríes niegan.
Además hay una serie de leyes impropias del siglo XXI y que suponen un escándalo que se ha aceptado por la FIFA sin reparos.
Un claro ejemplo es que las leyes del país son más restrictivas para las mujeres que para los hombres, limitando de manera notable sus opciones de vestimenta y de vínculos sociales o castigando severamente hechos como mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Por no hablar de que la homosexualidad es ilegal en Qatar y la Sharia dicta que es incluso penalizable con la muerte. Varios han sido los capitanes de selecciones que han mostrado su intención de lucir en sus brazaletes los colores de la bandera arcoíris a modo de apoyo.