Agonizaba el duelo en Cornellà cuando Raül Agné miró al banquillo y decidió darle la tentativa a Karim L’Koucha. El futbolista marroquí debutaba esta temporada con el Nàstic y dejaba a Óscar Sanz, Aleksandar Cirkovic y Theo Venetikidis como los únicos jugadores de la plantilla que todavía no se han enfundado la zamarra grana en partido oficial este curso. Sorprende solo en el caso del primero. Sobre el extremo serbio Agné ya fue claro hace unas cuantas semanas y dijo que no estaba al nivel de preparación que exigía el equipo. En el caso del portero heleno, llegó como tercer guardameta y eso provocaba que solo pudiese jugar en caso de que no hubiesen estado disponibles Manu García y Gonzi, una quimera que todavía no ha sucedido.
El caso de Óscar Sanz es totalmente distinto, ya que en los últimos años ha sido considerado como uno de los canteranos con más proyección y esta temporada apuntaba a ser importante para él. Tras tres temporadas siendo un futbolista importante en la Pobla, el mediocentro de 21 años daba el salto definitivo al primer equipo. Ya había debutado dos cursos atrás con Xavi Bartolo en el Camp d’Esports de Lleida, pero desde entonces no había vuelto a jugar con los granas. Sí que entrenaba de manera asidua con el primer equipo, salvo una parte final de la temporada pasada en la que dejó de hacerlo por decisión de Toni Seligrat.
El Nàstic no dudó este verano en retener y promocionar a una de sus grandes perlas. Le renovó junto a Karim L’Koucha, asegurándose así la continuidad de los jugadores con más proyección del filial grana el pasado curso. Un movimiento estratégico e ilusionante, pero que se ha desvanecido por completo con el paso de los meses.
Ya en pretemporada se comenzó a vislumbrar que Óscar Sanz iba a tener menos minutos de los que en un primer momento se auguraban. Con el paso de los amistosos su participación cayó en picado e incluso se apostó antes por la figura de otro canterano como Marc Montalvo para el puesto de pivote defensivo. Aquello era un claro indicativo y más si se tenía en cuenta la figura de Javier Ribelles que apuntaba a ser el mediocentro posicional por excelencia como ha terminado siendo.
Se esperaban pocos minutos, pero la realidad es que Óscar Sanz ni siquiera ha debutado en lo que va de temporada. Ni siquiera en la Copa del Rey, una competición destinada a los menos habituales, pero que esta temporada Raül Agné decidió afrontarla con muchos de los titulares, aunque terminó cayendo eliminado en la primera ronda en los penaltis frente al Linares. En aquel encuentro, el pivote de Vilanova no tuvo oportunidades, recibiendo así otro mazazo a sus aspiraciones de debutar este curso con la camiseta del Nàstic.
La situación de Óscar Sanz en estos momentos es delicada como lo sería para cualquier otro jugador en su lugar. Se trata de un joven acostumbrado a tener minutos y que de repente se ha encontrado con el ostracismo tras su salto al profesionalismo. Si ya es una situación difícil de sobrellevar para jugadores curtidos, imagínense para un joven que necesita confianza y minutos para crecer.
El mercado de invierno se acerca y quizás una cesión sería una buena estrategia para que Óscar Sanz vuelva a sentirse futbolista y tenga los minutos que no ha tenido ni todo apunta que tendrá en Tarragona, ya que no es un mediocentro del gusto de Agné, tal y como reflejan los números y las sensaciones. No obstante, el fútbol cambia de un día para otro y el técnico de Mequinenza se la juega este domingo. Quién sabe si un cambio en el banquillo le daría una nueva oportunidad. Eso sí, de momento vive en la sombra.