Pablo Fernández se ha convertido en uno de los veteranos de la plantilla del Nàstic a sus 26 años. El delantero de Candás fichó por los granas hace tres veranos y cumplirá su tercer curso en el Nou Estadi tras renovar la temporada pasada por dos años más. Es el premio a un futbolista que encandila a la afición tarraconense, pero también a un cuerpo técnico que está encantado con poder contar con sus servicios. Pablo es de esos futbolistas que trabaja en silencio y que se aleja de las estridencias dentro y fuera del terreno de juego. Un tipo normal al que todo vestuario tiene en consideración.
Durante estos dos años, el asturiano ha sido un delantero que ha acumulado muchos partidos en sus botas. Raül Agné, Iñaki Alonso (en su breve paso por Tarragona) y Dani Vidal siempre le otorgaron la etiqueta de delantero titular. Hay motivos que le han llevado a gozar de dicho rol. Pablo Fernández es un delantero muy cotizado en la categoría y prueba de ello es que este verano hubo interés de otros proyectos de Primera RFEF para unirlo a sus filas. Sin embargo, el Nàstic y el propio futbolista tenían claro que su futuro pasaba por seguir unidos. Quieren disfrutar de la estabilidad que han forjado.
¿Por qué es un delantero tan valorado en la categoría?
Pablo Fernández es un ariete especialista de esos que le hacen la vida más fácil a sus compañeros, pero que durante los 90 minutos desquician a los defensas rivales. Es un delantero intenso, que siempre vence en el cuerpeo y que también tiene capacidad para caer a banda y atacar al espacio. Es completísimo y solo tiene 26 años, por lo que las virtudes se acumulan.
No obstante, hay una faceta del juego en la que Pablo Fernández es consciente que tiene mucho margen de mejora. El asturiano es un delantero que debe marcar más goles para dar un paso adelante. Sabe que el día que eso suceda su carrera dará un salto todavía mayor. Le faltan un puñado de goles más por temporada para atacar el fútbol profesional. En el Nàstic ha acumulado 11 goles en sus dos primeras temporadas, siendo nueve de ellos en el campeonato liguero y los dos restantes en la Copa del Rey.
Su tope goleador data de la temporada 2017-2018 con el Sporting de Gijón B en la ya extinta Segunda División B. Hablamos de un registro que esta temporada se espera que supere de manera holgada. Ese es el objetivo y material hay para ello. Dani Vidal le va a ofrecer un ecosistema de juego vertical y envíos al área en el que Pablo puede ser diferencial.
suma 11 goles en total
En estos partidos de pretemporada ya se ha podido apreciar que la sintonía entre el jugador asturiano y su entrenador es total. Le da absoluta libertad en el frente de ataque y en ocasiones, como ante el Zaragoza, parece más un segundo punta que un ‘9’.
Frente a los maños fue el mejor jugador del Nàstic. Ganó duelos y dio aire al equipo, generó un larguero con un disparo muy violento y marcó un gol con una definición de manual tras un buen pase de Joan Oriol. Un primer tanto que sirve como inyección de confianza.
No obstante, el jugador de Candás nunca se ha mostrado obsesionado con el gol. Sabe que con el tiempo y el trabajo llegarán más goles, pero que mientras tanto ofrece a su equipo una serie de soluciones que pocos delanteros en la categoría son capaces de ofrecer. Un futbolista ganador en lo aéreo y que sin balón se deja la piel por el colectivo.