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Mejora sin premio (Nàstic 0-1 Zaragoza)

El conjunto grana sube su nivel respecto al amistoso frente al Castellón, pero claudica en un test de altura con un solitario gol de Luna

07 agosto 2024 22:22 | Actualizado a 07 agosto 2024 22:36
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El Nàstic encajó su segunda derrota consecutiva en pretemporada ante un Zaragoza al que le valió un solitario gol de Luna en el inicio de la segunda mitad. Los granas ofrecieron una versión mejorada respecto a la del Castellón en otro test de altura que sirve para seguir preparando la temporada oficial.

Si en el duelo que enfrentó al Nàstic frente al Castellón sobraron espacios, en el partido que midió a los granas frente al Zaragoza faltaron resquicios. Un contexto de encuentro totalmente distinto es el que dibujaron tarraconenses y maños. Mucho más competitivo, sin riesgo donde no tocaba y reflejando una actitud más propia de un partido liguero que de un oficial. Un escenario en el que los de Dani Vidal sintieron más cómodos. Ya demostraron ser un equipo que se maneja mejor en los pocos golpes durante toda la pasada temporada. Este año la cosa apunta a seguir igual porque hay nombres nuevos, pero la idea se mantiene. El orden por encima del caos.

El Zaragoza salió mandón al Nou Estadi Costa Daurada. Quiso dominar desde el primer momento y el Nàstic aceptó la propuesta desde un primer momento porque vislumbraba que se iba a encontrar cómodo en ese rol y también le iba a servir para practicar esa hoja de ruta, no hay que olvidar que estos amistosos están para eso.

El conjunto de Víctor Fernández fue un equipo mandón, pero que no encontró ese ritmo fluido de juego. Tuvo la pelota durante los primeros minutos, pero sin la velocidad necesaria como para desajustar a un Nàstic bien ordenado en su habitual 4-4-2. Solo Badzar encontró una grieta en la espalda de Dufur en el minuto 6, pero su disparo lo atrapó Rebollo sin problemas.

Los minutos pasaban y el Nàstic crecía mediante la incomodidad que empezaba a mostrar el Zaragoza. Tampoco es que los granas estuvieran encontrando la portería rival, pero en ese terreno de intrascendencia se sentían superiores. La más clara llegó en el minuto 22 en una jugada en la que los tarraconenses dejaron otra vez buenos síntomas en la transición ofensiva. Leal batió líneas con un pase filtrado a la espalda de la defensa maño y encontró a Tirlea en pleno vuelo. El rumano colocó un centro medido y tenso al segundo palo, pero Marc Fernández no pudo conectar un remate de cabeza que invitaba al jolgorio.

La segunda más clara de la primera mitad también la tuvo el Nàstic en otro contrataque. Lo fabricó Mario Rodríguez que ganó un cuerpeo y tras combinar con Pablo le dejó solo ante Poussin. El asturiano pudo marcar su tercer gol en lo que va de verano, pero su picadita no cogió vuelo y se estrelló contra el cuerpo del francés.

La segunda mitad no pudo empezar peor para el Nàstic. Todo el peligro que el Zaragoza no había generado en la primera parte, lo encontró a las primeras de cambio en la segunda. Fue en un córner en el que Luna impuso su ley confortuna al rematar con la espalda. Varo no pudo hacer nada porque le sorprendió la dirección del balón.

Al Nàstic le tocaba responder y encontró la respuesta en el portero rival. Poussin recibió un regalo envenenado de su central. El francés falló en el control y Pablo recibió el premio que buscaba con su presión. Le robó el cuero y cuando ya le había superado, el meta rival le derribó. Penalti. Increíble, pero cierto. Para uno que le pitan al Nàstic, aunque no sea oficial, el asturiano lo falló. No le pegó con suficiente firmeza y Poussin le adivinó el lado.

A los pocos minutos, pudo marcar el Zaragoza en una doble ocasión en la que Varo salvó la primera y Leal, bajo palos la segunda. El partido entraba en un tramo de menos control.

El Nàstic, espoleado por los cambios, mereció el tanto del empate. Lo buscó con insistencia con constantes centros laterales, pero no halló botín.

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