Estamos a 1 de diciembre de 2024 y hablar de final sería una locura, pero esta tarde domingo el Nàstic de Tarragona puede dar un golpe en la mesa. Los granas reciben al líder, la Cultural Leonesa, que está a solo cinco puntos y la brecha podría reducirse a dos en caso de victoria.
He amanecido acordándome de los dos recibimientos de la temporada pasada ante Ceuta y Málaga en el play-off. Todavía se me pone la piel de gallina al recordarlos. Esas dos tardes fuimos uno de los mejores clubes del mundo porque Tarragona gritó como nunca lo que quiere a su Nàstic. El fútbol es el arma social más poderosa que hay. Une como nunca cuando quiere.
Considero que es injusto que estos recibimientos se den solo en los días grandes, pero siempre es así. Aquí y en todos los sitios. No hay equipo que en todos los partidos reciba a lo grande a los suyos porque la motivación no es la misma en cada duelo.
Sin embargo, este domingo no hay excusas. Un partido muy importante para el transcurrir de la temporada está por delante y empezar a jugarlo a las 19.30 horas no sería justo. Hay que caldear el ambiente y enseñarle a la Cultural Leonesa que los traumas y las lágrimas del pasado solo nos han hecho más fuertes. El Nàstic siempre vuelve porque su gente nunca le deja ir.
Por eso pido que el recibimiento al bus grana sea de esos a los que tildar de históricos. La ocasión lo merece. El Nou Estadi debe ser una olla a presión antes de que abra sus puertas y sus aledaños deben reflejar la ilusión y el apoyo a una plantilla comandada por Dani Vidal que se ha ganado eso y más.
El equipo anda concentrado antes del encuentro. Una rutina que ya hizo la temporada pasada en el play-off. Eso indica que el partido de este domingo es algo que más que uno de tres puntos. Cuando salgan del hotel rumbo al Nou Estadi y lleguen al templo grana deben observar que no es una tarde más, aunque ya lo saben. El Nàstic ha vuelto y hoy toca demostrarlo. Juntos, somos más fuertes.