No es nada fácil para ningún jugador salir en la segunda mitad y ser sustituido antes del final del partido. Es una señal inequívoca de que algo inusual ha sucedido. A Mario Rodríguez le ha tocado vivir hoy esa amarga sensación y experiencia. Ha entrado en el 73’ frente al Fuenlabrada en el lugar de Jaume Jardí y ha sido sustituido en el 89’ dando lugar a Iker Recio.
Algunas webs informaban en sus directos que el cambio había sido por lesión, pero nada más lejos de la realidad. Era una cuestión meramente táctica y así lo dejó claro en sala de prensa el entrenador del Nàstic, Dani Vidal: «Cuando nos dábamos cuenta que a nivel individual no éramos capaces de ganar las jugadas en el centro del campo hemos decidido meter un 5-4-1 y la posición de carrilero era meter a Mario o meter a Iker de central y Pol que hiciera de lateral. Ahora les he dicho a todos y le he pedido perdón a Mario en lo personal, pero no como entrenador, porque tengo que mirar por el equipo. Su actitud es de 10 y solo tengo buenas palabras hacia él».
Lógicamente fueron unas palabras medidas por un entrenador que en ese momento conocía exactamente el enfado y el disgusto lógico de su jugador. A Mario le tocó ser héroe ante el Tarazona y frente al Fuenlabrada fue villano. Un duro golpe para un futbolista que se arropará en el paso de los días para volver a sonreír con fuerza.