Aythami Artiles posee un curriculum que genera vértigo al observarlo. En su carrera las hay de todos los colores. Un central descomunal que cuenta con más de 500 partidos en Primera División y que eligió Tarragona para dar uno de sus últimos coletazos. A sus 36 años contempló un posible último reto en su carrera, ascender al Nàstic a Segunda División. Devolverle a un fútbol profesional añorado. Charló entre otros con Maikel Mesa, exjugador grana, y rápidamente decidió aceptar la propuesta.
El Nàstic contempló su fichaje como un movimiento estratégico demoledor. Conseguía fichar a un futbolista de altísimo nivel y que iba aportar experiencia tanto dentro como fuera del terreno de juego. Una voz autorizada. Un peso pesado al que la responsabilidad no le iba a pesar. Además aportaba un perfil diferente a la defensa, puesto que añadía ese buen pie que ni Alex Quintanilla, ni Marc Trilles, ni Pol Domingo tenían.
Mañana tiene la oportunidad de colocar a los tarraconenses a solo un paso del ascenso. Lo hará desde donde le gusta porque todo apunta a que repetirá en el centro de la zaga. Aythami se lo ha ganado porque ha sabido convivir con los roles que le han tocado interpretar a lo largo de la temporada. Ha pasado de titular indiscutible a solución de emergencia. En ambos casos ha brillado y sobre todo ha demostrado tener un espíritu colectivo muy necesario para toda plantilla.
Durante la temporada ha vivido una bonita pelea con su amigo Marc Trilles en la que ha reinado el compañerismo y ha habido un claro beneficiado como ha sido el Nàstic que ha podido contar con tres centrales de alto nivel como el canario, el castellonense y Quintanilla.
Además llega en un estado de forma óptimo. Ha olvidado los problemas en la rodilla que tuvo durante el ecuador de la temporada. En sus últimas actuaciones ha tenido una influencia clave en el buen devenir grana. Frente a Albacete y Alcoyano fue titular y jugó los 90 minutos y el Nàstic no encajó ni un solo tanto.
Frente al Sevilla Atlético, en la penúltima jornada, fue el jugador que llevó la voz cantante desde la grada. No estaba Agné por Covid y junto con Dani Vidal ordenó al equipo. Cuestión de tablas. Entró en la agonía para resistir tras la lesión de Marc Trilles y ayudó a ello.
Por lo tanto, su presencia en el césped de Balaídos, ese que ha ya pisado en muchas ocasiones en la élite del fútbol español, no será baladí para un equipo que le necesita para encuentros como el de mañana. Aythami es uno de esos jugadores a los que la pelota no le va a quemar. Uno de esos futbolistas que ya ha experimentado el dolor y la gloria en partidos idénticos.
Ascensos y descensos
Son cuatro ascensos los que tiene en sus botas. Se dice pronto. Uno a Segunda División con Las Palmas en la temporada 2005-2006. El primero de su carrera. Luego le acompañaron tres más. Uno con el Xerez (2008-2009), uno con el Deportivo de la Coruña (2011-2012) y el último hasta ahora con Las Palmas (2014-2015). Estos tres últimos fueron a la máxima categoría. Inolvidables.
Pero su carrera no ha sido un camino de rosas y no se puede explicar solo mediante los ascensos. También ha vivido el otro lado amargo. Cinco descensos con Xerez, Deportivo (en dos ocasiones), Las Palmas y Córdoba. Cinco episodios que le han forjado para días como hoy.
Alegrías y tristezas que han marcado la carrera de un jugador que está dejando claro que no venía a Tarragona de vacaciones. En el vestuario se le admira y se confía ciegamente en él. Mañana será el líder de la defensa. Aythami vino para ascender. Quiere el quinto ascenso de su carrera.
