El fichaje de Guillermo Fernández por el Nàstic se coció a fuego lento en una operación clave para David Comamala. El director deportivo grana tenía claro que aquel futbolista podía ser diferencial en la categoría, pero su llegada no iba a ser nada sencilla. 8 goles en el Burgos en Segunda División era una estadística demasiado atractiva. El mar de tiburones tras el delantero vasco era múltiple. Equipos de la categoría de plata y miuras de la Primera RFEF le observaban con deseo. El conjunto grana trabajaba en silencio y le intentaba seducir con un proyecto a la altura de sus expectativas.
La bomba saltó a finales de agosto cuando la entidad tarraconense anunciaba la llegada del ariete en una operación que se cerraba tras muchas semanas de tiras y aflojas. Su nombre no se había filtrado por lo que fue un fichaje que cayó de la nada y que sorprendió a todos. Nadie esperaba que el Nàstic pudiese firmar a un delantero con 8 goles en el fútbol profesional el curso pasado.
Lo que decidió a Guillermo a comparecer cada dos fines de semana en el Nou Estadi fue el deseo firme del Nàstic de tenerlo. David Comamala y Raül Agné le veía como un delantero ideal para el equipo que durante el verano habían trabajado en su cabeza. Un delantero que más allá de otras virtudes presentaba la que más se busca: el gol. Para ello se le dejó claro que iba a ser pieza capital y que iba a ser protagonista en un proyecto con el ascenso entre ceja y ceja.
Solo han pasado nueve partidos pero Guillermo Fernández ya ha demostrado que su fichaje fue un gran acierto. Desde el primer día ha tenido la confianza del técnico de Mequinenza y lo ha aprovechado.
Es un ariete temible que desespera al rival. Parece que a veces no está, pero pica y mata cuando te despistas. No necesita de grandes alardes para facturar. Son tantos años marcando que ya ha convertido en rutina celebrar.
Su estreno goleador fue de penalti frente a la Nucía y a partir de ahí está forjando una historia de amor con un Nou Estadi que desde su llegada ya no ve el gol tan lejos. El vasco ha marcado en los tres últimos partidos en casa. Tres dianas de mucho talento que pueden llegar a parecer más sencillas de lo que en realidad son.
Frente al Amorebieta su gol llegó de cabeza, mientras que frente al Murcia se sacó un disparo al palo largo en un mar de piernas para empatar el partido. Ante el Numancia volvió a exhibir contundencia aérea para conectar un sutil cabezazo que superó a Isma Gil. Tres goles que le han dado vida al Nàstic y a Raül Agné. Dos de sus goles han servido para mantener al técnico de Mequinenza en el banquillo tarraconense.
Máximo goleador del equipo
Los cuatro goles de Guillermo Fernández le colocan como el máximo goleador destacado del equipo. Le sigue Pablo Fernández con dos dianas, y Bonilla, Marc Álvarez, Joan Oriol y Robert Simón con un tanto cada uno.
Los cuatro goles también sitúan a Guillermo como uno de los máximos artilleros del grupo 2 de Primera RFEF. Lidera esa clasificación Jauregui de la SD Amorebieta que suma 8 goles. Un exgrana está en segunda posición y es Dani Romera (Castellón) que lleva seis dianas. Con cinco goles están Pedro León (Murcia), Xemi (Intercity), Dioni (Atlético Baleares), Nacho (Real Unión) y Unzueta (SD Logroñés). A partir de ahí ya viene una lista con cuatro goles que encabeza el delantero del Nàstic.
La carrera es de fondo y Guillermo Fernández está alcanzando su mejor nivel. El vasco apunta a estar entre los máximos artilleros de la categoría al final de la temporada. Si eso sudece, será una gran noticia para el Nàstic.
partidos seguidos lleva marcando en casa Guillermo Fernández con el Nàstic