Cayó La Pobla de Mafumet ante el CP San Cristóbal (0-1) en una jornada clave, donde el cambio de entrenador no causó el impacto suficiente.
La Pobla de Mafumet salió al encuentro con nervios de un equipo que está cerca del descenso. Algo totalmente normal. El aspecto positivo es que supieron gestionar bien esa tensión inicial para tratar de imponer su juego.
Una salida de balón limpia desde los centrales, ir ganando altura con los laterales y llegar a conectar con los extremos, quienes no acabaron de ser tan punzantes como deberían.
Los laterales de los locales fueron los que más mordaces estuvieron en ataque, completando las sobreposiciones tan típicas de la Pobla que suelen culminar en centros peligrosos o en combinaciones que tratan de buscar el hombre libre en la frontal del área rival para sorprender con tiros lejanos.
El relevo en el banquillo grana no tuvo tanto impacto en la táctica, puesto que Àlex Accensi no ha tenido ese margen necesario de tiempo para implementar cambios radicales, pero sí que se vio una clara incidencia en la actitud del equipo.
La Pobla presionaba como un bloque y defendía de la misma manera. La solidaridad y la solidez defensiva fue una de las claves para que el equipo se mantuviera seguro y confiado.
Aun así, ninguno de los dos conjuntos logró tener ocasiones claras en la primera parte. Ambos equipos estuvieron erráticos en el último cuarto de campo a pesar de lograr buenas combinaciones, sobre todo el conjunto local, que estuvo más cómodo de lo normal en el centro del campo.
La segunda parte cambió totalmente el paradigma del partido. Muchos errores de los dos equipos con la posesión del balón, rifando la pelota sin ton ni son y dándole la prioridad a mantener la portería a cero. En alguna jugada a balón parado logró acercarse el San Cristóbal, pero sin crear verdadero peligro.
En el minuto 89 serían los visitantes quienes, en una jugada totalmente aislada y tras varios rechaces, se llevarían el partido con el gol de Ricki, dejando a la Pobla en la cuerda floja.