Raül Agné (Mequinenza, 54 años) se ha tomado un parón profesional. Tras cerrar su etapa en el Nàstic decidió regresar a la UE Figueres como Director de Fútbol y Metodología. Volverá, seguro, pero mientras disfruta de un periodo diferente. Sin olvidar a ese equipo que le marcó, en el que se sintió muy identificado y donde dejó un proceso abierto en el ascenso fallido a Vigo, que espera se cierre este sábado.
¿Cómo ha sido su vuelta a ‘casa’ al Figueres?
Lo necesitaba. Es otra posición, llevando a la mainada que también tiene su qué. No es nada fácil. Y también estoy creciendo con ellos. No es un paso atrás. Tengo ilusión de seguir en el fútbol profesional y volveré.
Eso le iba a preguntar. ¿Volverá a los banquillos?
Volveré. Estoy convencido de ello. No sé en qué posición, pero tengo la energía y la ilusión de regresar al fútbol profesional. Es mi vida. Siento que estoy en una etapa de reciclaje. El fútbol no para de cambiar y evolucionar. Ahora mismo estoy viajando, creciendo en el club que quiero estar y aprendiendo a ser mejor entrenador y mejor persona.
¿Necesitaba alejarse del fútbol profesional?
Hace años que tenía esta inquietud. Sé que es fútbol, porque llevo 20 años dedicándome a él, pero hay cosas que pasan que no me gustan. Estaba cansado. Soy de los que piensan que lo más importante es ser sincero con uno mismo. Necesitaba cargar pilas.
Su último banquillo fue el del Nàstic. ¿En este parón está pendiente del equipo?
Muy pendiente. Tengo vínculos muy importantes en el club y en Tarragona. Tengo amigos en la directiva, en el banquillo. Con Dani Vidal tengo una relación personal estupenda, con Oli... Siempre voy a querer lo mejor para el Nàstic. Quiero que esté en Segunda División y estoy convencido de que será el año. Hace dos temporadas no pudo ser, pero la ciudad, la directiva, el club, el equipo, etc. se lo merece.
¿Sería cerrar la herida de Vigo?
Sí. Porque lo de Vigo fue duro. Yo, que llevaba mucha experiencia encima, todavía a día de hoy no lo he digerido. He aprendido a perder, pero no sé perder. Por mi vena competitiva. Al Nàstic le toca ascender. Tiene que ser la culminación para un grupo muy bueno, un entrenador que será profesional y también para el presidente. Me alegraría mucho por él. Porque es muy nastiquer aunque a veces a veces le lleve a tomar decisiones...
Jugadores que llegaron con usted, un entrenador que fue su segundo, canteranos que subió. ¿Se siente partícipe?
Sería atrevido decirlo, pero sí que me siento parte del proceso que comenzó hace tres años. Ha habido cambios. Jugadores que llegaron el año pasado y que esta temporada han rendido muy bien. Es una intuición, pero creo que toca subir.
Dani Vidal siempre destaca el papel que tuvo usted en su evolución como entrenador ¿Qué siente?
Orgullo. También he sido joven y he necesitado referentes. Los conocimientos hay que compartirlos, porque de alguna manera todos somos ladrones de ideas. Desde el primer momento vi que Dani reunía todos los requisitos para ser entrenador. Le fue muy bien ese primer año de convivencia con un vestuario profesional. Como yo, viene de abajo. Se lo ha trabajado mucho y es muy nastiquer. Por eso digo, que reúne los condicionantes para que el cuento acabe bien y se le reconozca la gran temporada que ha hecho. Se lo ha ganado por méritos propios. Sería ideal que un técnico de la casa sea el que devuelva al club al fútbol profesional.
¿Cómo ve la eliminatoria?
Muy igualada. Pero el Nàstic tiene un punto a favor, el Nou Estadi. Esperemos que el árbitro esté tranquilo. Pero no quiero decir nada sobre este tema que luego...
¿Ahora que habla del Nou Estadi, qué papel tiene que jugar?
Yo pensaba que en Catalunya, al final, solo era Barça y Espanyol. Cuando llegué al Nàstic me di cuenta que es la mejor afición de todas. Es caliente. Muy del Nàstic. Ese sentimiento de pertenencia es muy difícil de encontrar en Catalunya. Me hace gracia cuando una afición se considera así misma como «la mejor del mundo». Será cuando gana. Si estás en la miseria es cuando hay que estar y el ‘nastiquer’ siempre está. Me siento muy identificado con esta manera de ser e ir al campo. Son respetuosos y van al campo a ayudar. Claro que son críticos, pero no es mala y pitos los justos. El sábado el Nou Estadi será una olla a presión. Que se preparen en Málaga.