Quizá al lector la palabra Angkor le recuerde a una atracción de PortAventura. Pero sobre el globo terráqueo es una región histórica de Camboya, llena de turísticos templos y pagodas, recordada por haber sido la capital del Imperio Jemer durante su época de esplendor. En la actualidad el equipo referencia de la zona, Angkor Tiger, vive un reinado de tres años ya bajo las instrucciones futbolísticas de Oriol Mohedano.
El preparador de Creixell encara este fin de semana el inicio de su cuarta temporada -que finaliza en octubre- al frente del conjunto en la Liga C, la máxima división camboyana. No es su primera experiencia en el país del Sudeste asiático, pues en 2016 ya dirigió al Phnom Penh Crown. Por aquel entonces Sam Schweingruber, con quien había coincidió en el Servette suizo, confió en él para un proyecto sin mucho recorrido. Tras dos pasos por la liga finlandesa como asistente en el Legirus y el SJK, su ruta por los banquillos le condujo de nuevo a Camboya.
En abril de 2017 llegó al banco de los 'tigres' tras un mal inicio del equipo en sustitución del entrenador nipón Kenichi Yatsuhashi. Mohedano se llevó al portero tortosino Sergio Serret y cambió la racha del equipo con diez partidos imbatidos. Se ganó su crédito como técnico a base de resultados y fútbol.
«Cada uno tiene sus ideales y todos buscamos la excelencia en nuestro estilo. Vengo de la escuela catalana pero soy pragmático con mis jugadores. Si intentara jugar al tiki-taka se frustrarían porque no están educados en esta cultura futbolística y es normal que tengan carencias en esa tradición táctica, técnica y toma de decisiones», explica el de Creixell que prosigue: «A medida que conoces el país te adaptas al juego de transición y sus virtudes. Físicamente están por encima, pero como entrenador tengo que aplicarles una disciplina táctica férrea para que el juego no sea caótico».
Es uno de los tres técnicos europeos de la máxima división del fútbol camboyanoLa Liga C de Camboya tiene un nivel parejo al de Tercera o Segunda B española. Pese a ser la categoría principal, los lugareños se vuelcan más con el equipo nacional, ahora dirigido por el mítico exjugador Keisuke Honda. «Cuando juega la selección, los estadios se llenan con 80.000 personas. En este sentido son muy patriotas, ya que el fútbol es el deporte mayoritario y también se sigue mucho lo que pasa en Europa, a Messi o Cristiano. Pero en nuestra liga como mucho se alcanzan picos de 8.000 por partido».
«Como entrenador tengo la labor de educar al aficionado y elevar su nivel futbolístico -explica Mohedano-. El fútbol aquí es una pasión y los seguidores no pueden ver errores todo el rato bajo un sol a 35 grados. Si no hay espectáculo puede convertirse en un agobio. Queremos que sea un espectáculo para los hinchas, sobre todo aquellos que vienen y no tienen dinero para pasar el mes».
Mohedano es uno de los entrenadores más estables de la competición, además de uno de los tres europeos, junto a un irlandés y un inglés, que mandan en alguno de los trece equipos de la Liga C. Único español que ha dirigido una escuadra en Camboya, ha contado con el cambrilense Jordi Aluja, ahora en Finlandia, como asistente y preparador de porteros.
La cuarta temporada del técnico al frente del Angkor Tiger que empieza este domingoLa presión que ahoga a los entrenadores en Europa nada tiene que ver con la que se vive en Camboya: «No existe una crítica feroz si sufres una mala racha. La gente es muy agradecida y tienes una sensación de cariño cuando te reconocen por la calle».
Este domingo el Angkor Tiger se estrena en su nuevo estadio con un aforo de 7.000 personas contra el Boeung Ket. ‘Mejorar’ es el lema del equipo que el año pasado finalizó en quinta plaza. «Para hacer un paralelismo, seríamos como el Eibar, un equipo que hace muchas cosas bien, a poc a poc i bona lletra. Además, los propietarios son japoneses y estoy muy a gusto con su forma de trabajar. Ahora tenemos el mejor césped de la liga y una serie de garantías, ya que cuento con los condicionantes para explotar mis dotes como entrenador. ¿Luchar por la liga? Nunca se sabe pero se lo pondremos difícil al que la quiera ganar».
Volver. «Llevo muchos años fuera y me gustaría entrenar en casa, pero estoy motivado y soy feliz aquí. Esto es un ciclo profesional, un camino de exploración y hay que ver hasta dónde llega. Claro que querría estar más cerca de los míos, pero me gusta mi trabajo y no me impongo ningún tipo de frontera».