Solo hay un año de diferencia, pero lo cierto es que el inicio de temporada del Nàstic de la temporada pasada tiene poco que ver con el de este año. Las sensaciones son dispares y lo más importante, el botín de puntos, todavía más. Dicen que lo más importante en el comienzo de una temporada es comenzar ganando. Es una de las etapas más resultadistas, aunque en el fondo el fútbol siempre lo es. Los entrenadores y las plantillas desean iniciar el curso con victorias porque a partir de ellas es mucho más fácil crecer. La confianza en el deporte y en la vida siempre está infravalorada, pero la realidad es que a partir de ella todo cambia de manera radical.
Si la idea del Nàstic era comenzar el curso con una buena racha de resultados que le sumergiera en un contexto de tranquilidad y desasosiego, solo han bastado tres jornadas para ver que este año no va a ser así. El ‘Tour’ grana ha comenzado con una semana inicial repleta de etapas de montaña. Los llanos para más adelantes.
Las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que los granas han sumado solo dos puntos de nueve posibles este curso, mientras que el año pasado a estas alturas ya acumulaban siete puntos de nueve posibles en un inicio prometedor y que despejó las dudas que había generado el técnico de Mequinenza a su llegada. Unas dudas que este año le han vuelto a asaltar, siendo cada vez más los aficionados que andan impacientados con el mal comienzo.
Una de las claves para este mal inicio es el hecho de que el Nàstic en casa ha dejado de ser un equipo imparable. El año pasado arrancó el curso con cinco victorias consecutivas que le permitieron firmar el mejor inicio de la historia en el Nou Estadi Costa Daurada. Barça B y Betis Deportivo claudicaron en la segunda y tercera jornada para alzar las expectativas del equipo.
Ni rastro queda de ellos este año porque el Nàstic ya ha jugado dos partidos en casa y no solo no ha conseguido ganar ninguno de ellos, sino que ya conoce la derrota, algo que el año pasado no sucedió hasta la 14ª jornada ante el Atlético Baleares. En esta pasada tercera jornada cayó ante el Intercity por 1-3 y su debut liguero ante la UD Logroñés finalizó con un decepcionante 2-2.
El comienzo es tan pobre en cuanto a los puntos obtenidos que hay que remontarse hasta la temporada 2019-2020 para encontrar uno peor. Fue en el año tras el descenso a Segunda División B en el que el proyecto de Xavi Bartolo en el banquillo comenzó haciendo aguas y se terminó hundiendo. Aquel año se comenzó perdiendo ante el Llagostera por 1-3, luego se empató a dos en la visita a la Ciudad Deportiva Johan Cruyff y se cayó con estrepito ante el Andorra por 0-3. Aquel curso terminaría con el cese de Bartolo y la llegada de Toni Seligrat en una temporada que finalizó de manera abrupta por el Coronavirus.
Este año la cosa ha comenzado con el empate ante la UD Logroñés, le siguió el empate in extremis en La Nucía y la pasada jornada culminó el mal inicio de curso con la derrota contundente ante el Intercity. Unos números similares que no terminan de ser tan malos como los de la ‘Era Bartolo’, pero que sí que son un claro toque de atención para Agné y los suyos. A partir de ahora está prohibido fallar más, al menos en las próximas semanas. Todo lo que no sea ganar no sirve.
Por el camino queda ese curso 2020/2021 con Toni Seligrat en el banquillo en el que el Nàstic sumo cuatro de nueve puntos posibles tras ganar al Olot y empatar al Badalona en casa. Ya lo firmarían los granas a estas alturas tras el inicio tan decepcionante de curso.